Hugo Martoccia
La compleja situación en la que se recibió el Gobierno del estado, ha llevado al entorno de Mara Lezama a trazar una ruta temporal para la toma de decisiones. La idea de fondo es no abrir más frentes de conflicto de los que se puedan manejar al mismo tiempo. Un ejemplo de ello es la salida del Fiscal General del Estado, Óscar Montes de Oca, que ya está decidida pero que podría tardar un tiempo en hacerse efectiva.
Primero, hay que poner las cosas en contexto. Montes de Oca es parte fundamental de la estrategia de seguridad que implementó Carlos Joaquín al inicio de su sexenio. Hay que recordar que hasta se modificó la Constitución para permitir que foráneos pudieran estar en esos cargos públicos. Los principales beneficiados de eso fueron Montes de Oca y el jefe de la policía, Alberto Capella.
El proyecto de Capella se desmoronó hace ya un par de años. El Mando Único perdió vigencia, y la inseguridad se descontroló. Ese es uno de los mayores problemas que dejó la administración de Carlos Joaquín.
Lo del Fiscal ha sido dispar; ha tenido buenos y malos momentos, pero ciertamente dio en ocasiones golpes más certeros, efectivos e inmediatos que el área de seguridad. Pero el contexto, del que ya se hizo mención, lo condena. El periodo de Montes de Oca al frente de la Fiscalía concluye a fines de 2027. O sea, debería transitar todo el mandato Constitucional de Mara Lezama como gobernadora. Y eso no sucederá.
Mara tiene una estrategia de seguridad que requiere de una dinámica diferente, y de confianzas sólidas y propias. Por ello, el relevo del Fiscal es seguro, pero no necesariamente inminente.
La gobernadora primero pondrá en marcha el plan de seguridad, que requiere de una elaborada coordinación con la Federación y los municipios, y una vez que eso esté funcionando a pleno, se tratará la salida del Fiscal. Esa salida sólo podría suceder antes, si alguna situación especifica ameritara adelantarla.
Públicamente, Óscar Montes de Oca ha dicho que no pondrá ningún reparo si se le solicita su renuncia. Dio a entender, con esa postura, que se trata de un hombre que entiende los procesos políticos, y que sabe cuando empiezan y cuando terminan. El suyo terminó.
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EL NEOJOAQUINISMO RESIDUAL
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Otras dos áreas donde Mara analiza el futuro inmediato son la Fiscalía Anticorrupción y la Auditoría Superior del estado, Aseqroo. Ambos titulares, Rosaura Villanueva Arzápalo y Manuel Herrera Palacios, respectivamente, concluyen sus periodos en septiembre de 2024. Ambos son, debe decirse, otros actores centrales del proyecto del neojoaquinismo.
Esta semana que pasó, la Fiscal sorprendió a todos al decir públicamente en conferencia de prensa que no se le dio nunca el presupuesto que requería para funcionar. Esas palabras tuvieron dos sentidos y dos referencias específicas. Por una parte, destrozaron toda la estrategia de Carlos Joaquín, que teóricamente había puesto todo su empeño y decisión política en esa Fiscalía. No fue cierto; la dejó sin financiamiento una vez que cesó la persecución contra funcionarios del Gobierno de Roberto Borge.
Por otra parte, esas palabras parecieron un pedido de la Fiscal para que se le de una oportunidad de seguir al frente de esa dependencia. En el entorno más cercano de la gobernadora han puesto el nombre de Rosaura Villanueva entre los que consideran inmediatamente prescindibles. Mara no ha tomado aún una decisión definitiva sobre ese tema, pero no parece que las dos opciones tengan el mismo peso.
Lo mismo sucede con el titular de la Aseqroo. Hasta hoy, su única tarea visible fue darle sustento legal a la persecución política contra dos enemigos de Carlos Joaquín, los ex alcaldes Juan Carrillo y Laura Beristain. Más allá de eso, su función parece más bien la de acomodar los números de las Cuentas Públicas al gusto del poder.
Manuel Palacios es un hombre funcional al poder en turno. Esa es su mayor virtud y su mayor defecto. Habrá que ver por cuál de esas dos versiones se decanta Mara. Es otra decisión aún no tomada, pero que está en carpeta.
Otro espacio que requiere análisis es la estratégica Comisión Estatal de los Derechos Humanos. Mara sabe que el proceso para intentar poner en la presidencia a la ex diputada Judith Rodríguez Villanueva fue desaseado, y generó demasiados conflictos.
Poner a la ex diputada allí es abrir frentes con un montón de organizaciones sociales que creen que ese cargo requiere de otro perfil. Mara parece decidida a no comprar conflictos ajenos. Hoy, la posibilidad de que Judith Rodríguez quede al frente de Derechos Humanos es prácticamente nula.
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LA DEUDA QUE DEJÓ CJ
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En los próximos días, Mara Lezama presentará la iniciativa para eliminar la prohibición Constitucional de bajar presupuestos en diversos Poderes y organismos autónomos. La idea no es bajar todos los presupuestos, sino eliminar candados legales que hacen imposible una redistribución con sentido social de los recursos públicos, lo cual es una promesa de campaña.
En el fondo, todo el análisis parte de lo mismo: el desastre financiero que dejó Carlos Joaquín (ya inocultable) obliga a pensar muy bien en cómo distribuir los escasos recursos que hay. La monumental deuda a proveedores, que supera los 7 mil millones de pesos, es una carga muy pesada para el inicio del actual gobierno.
No por nada Mara ya hizo pública esa situación; no pagará los costos políticos de lo que Carlos Joaquín dejó.
En esa deuda hay datos realmente insólitos. Hasta la Fiscalía General del estado debe 60 millones de pesos. Este espacio periodístico fue pionero, desde hace alrededor de un año, en adelantar el desastre que Carlos Joaquín dejaría, y hasta el día de hoy ni siquiera está del todo claro el daño que le ha causado el neojoaquinismo al estado.
Pero hay un dato que ya está corroborado por la actual administración: el gobierno de Carlos Joaquín fue deficitario desde el primer hasta el último día de su gestión. La pandemia del Covid no fue el problema; se trató de una administración deficiente desde el inicio.
Por eso, los remanentes que quedan de esa administración en puestos de segunda línea, en gran parte, irán saliendo poco a poco del gobierno de Mara.
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LA CUARTA TRANSFORMACIÓN, ESE OSCURO OBJETO DEL DESEO
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En la semana que pasó, Mara Lezama retomó toda la iniciativa que había tenido previamente a la toma de protesta, y que no se había visto en la primera semana de gobierno. Tuvo una agenda vinculada a la 4T, con anuncios de apoyos al campo y a sectores sociales históricamente marginados (como los discapacitados) y culminó con el evento por el 48 aniversario del estado, con un discurso sólido ante el Congreso y un evento público con la gente. La propia gobernadora desactivó una comida de élite en el Centro de Convenciones.
Pero más allá de las formas, la gobernadora sabe que la única manera de implementar una 4T al estilo Quintana Roo, es aplicando una profunda redistribución de los recursos públicos. Pero ahí, como ya se ha dicho en este espacio, podría chocar la política con la realidad.
El enojo de los políticos que se sumaron al proyecto de Mara y que aún no han recibido a cambio un espacio en el Presupuesto, crece día a día. Esa es una bomba de tiempo que Mara deberá desactivar con mucha cintura política.
Por lo pronto, la gobernadora ya mandó a sus funcionarios a tomar un curso con Rafael Barajas, el Fisgón, que es el presidente del Instituto de Formación Política de MORENA. Si alguien conoce todo el andamiaje teórico de la 4T, es el Fisgón, un referente ineludible de ese espacio político.
Mara Lezama quiere que todos sus funcionarios entiendan dónde están parados políticamente y qué significa ese movimiento que representan. Pero la tarea, ciertamente, no es fácil. Hasta ahora, muchos en Quintana Roo se han beneficiado de esa marca política (la Cuarta Transformación) que es la más rentable, política, electoral y económicamente, en décadas, en México. Pero son pocos los que la entienden.
Como ya se dijo aquí: la 4T Quintana Roo se posa sobre los hombros de Mara Lezama. Y lo que Mara intenta es distribuir entre los suyos una parte del peso de esa marca, que es una bendición electoral, pero a su vez una enorme y constante presión política.