Si en un lugar Morena tocó fondo fue en Yucatán.
Aunque propiamente no ha sido una potencia en la llamada tierra de faisán y del venado, en 2018 Morena obtuvo una diputación federal de mayoría en la zona metropolitana de Mérida.
Pero, lo más notable, fue en 2015, cuando Morena era “casi nada” y ganó una de las cinco presidencias municipales que los guindas obtuvieron en aquella ocasión en todo el País, al imponerse en Valladolid, la segunda ciudad más importante del estado, con Alpha Tavera.
Pero el morenismo yucateco empezó a ser pragmático desde 2018, al abrazar en ese año al entonces panista Joaquín “Huacho” Díaz Mena como su candidato a gobernador y poco a poco abrió sus puertas a priístas y verdes. Aunque, en medio de esta abordaje, Alpha Tavera se convirtió en presidenta estatal de Morena
Y el colmo ocurrió en 2024, con candidaturas como las de Verónica Camino y Jorge Carlos Ramírez Marín, que seis años antes fue la fórmula del PRI-PVEM o las del ex priistas y ex panista Rommel Pacheco para la alcaldía de Mérida.
Obvio, la militancia morenista, la real, optó por declararse en rebeldía y hasta llamar a no votar por los candidatos seudomorenistas.
Una de las consecuencias de esta crisis, derivada por el pragmatismo, ha sido la renuncia de Alpha Tavera como presidenta estatal de Morena, obvio, se convirtió en tarea imposible dirigir un partido, que se convirtió en un botín.
Con la renuncia de Alpha Tavera se cierra uno de los episodios más significativos de la democracia electoral de Yucatán y del morenismo de todo el País.