El PAN de Quintana Roo se está convirtiendo en el campeón del humorismo involuntario en el Caribe mexicano.
Este fin de semana, las dirigencias locales del PAN-QR se reunieron en Playa del Carmen. Sin embargo, los resultados de esta reunión parecen dignos de una película de disparates al estilo de Adam Sandler o Eugenio Derbez.
El panismo caribeño no incluyó en su agenda la definición de una estrategia frente a la hegemonía de Morena en Quintana Roo. La cumbre panista se centró en una “purga”.
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Expulsión
“La Comisión de Orden y Disciplina Interpartidista revisará cada uno de los procedimientos de sanción y, en su caso, de expulsión, de los militantes que actuaron de manera indebida en el pasado proceso electoral”, informó el PAN-QR en un comunicado, 24 horas después de la cumbre.
El “detalle” es que los señalamientos de “colaborar” con el adversario han estado dirigidos directamente a la dirigente estatal, Reyna Tamayo. Las acusaciones contra la líder panista van desde ser una oposición a modo, tanto en su rol de regidora del Cabildo de Benito Juárez como de presidenta estatal del PAN.
Además, en el proceso electoral, incluidas las campañas, se acusa al PAN de no haber sido competitivo. Existen opiniones y señalamientos de que no hubo respaldo a Xóchitl Gálvez en Quintana Roo.
Jugocopo
Y, por si fuera poco, tras la jornada electoral, la dirigencia panista cedió inexplicablemente su presidencia pro tempore de la Jugocopo.
En este sentido, no impugnó la elección en el 08 Distrito, donde el PAN estuvo a punto de superar a Morena; tampoco solicitó acceder a una diputación de primera minoría, no combatió la asignación de plurinominales, a pesar de que al PAN le correspondía una más para llegar a tres, y no atacó la sobrerrepresentación del 20% de Morena y sus aliados.
Es decir, antes, durante y después de las elecciones, el PAN-QR ha sido víctima de sabotaje, o, mejor dicho, de autosabotaje.
No es difícil suponer por dónde debe comenzar la “purga panista”.