Hugo Martoccia
La última elección de ayuntamientos en Quintana Roo, la de 2021, y la de gobernador y Congreso local de 2022, dejaron una sensación de imbatibilidad para MORENA, que se ha mantenido casi inalterable hasta este momento. Pero no todo es tan así. Ya pocos recuerdan que en 2021 la 4T pudo haber perdido Cancún y Cozumel; tuvo victorias exiguas en Othón P. Blanco, José María Morelos y Lázaro Cárdenas, y perdió Solidaridad, Isla Mujeres y Bacalar.
Visto así, el escenario está muy lejos de una situación arrasadora. Parece más bien una victoria trabajada y compleja.
Pero fue la elección de 2022 la que reafirmó el espejismo de que la 4T es imbatible. Allí la 4T logró el 57% por ciento de los votos, y le sacó más de 40 puntos al segundo lugar. Sin embargo, todo debe ser dicho. En 2022 votó el 40% del padrón, contra el 54% que había votado en la elección de gobernador de 2016.
Trazando una línea recta entre un dato y otro (la realidad es, generalmente, mucho más sinuosa a la hora de dibujar el destino) ese 14% de diferencia entre una y otra elección corresponde a 185 mil quintanarroenses que podrían haber votado y no salieron a hacerlo. Quizá la oposición, o incluso MORENA, no los emocionaron lo suficiente.
También hay que entender que el 2022 fue un escenario especial. La 4T tenía una gran candidata, Mara Lezama; el ex gobernador Carlos Joaquín traicionaba desde adentro a sus partidos aliados (PAN-PRD) y ayudaba a dividir la oposición (el PRI compitió solo) y había una sensación de que el acuerdo para que Mara sea gobernadora incluía a todos y realmente nunca habría oposición.
Al final, así fue.
Los números
Como siempre se dice desde este espacio, a veces los números ayudan a entender la política.
Los datos de la elección de ayuntamientos de 2021 dejan algunas señales de las fortalezas y debilidades de la 4T. Veamos uno por uno, con números absolutos, para mejor comprensión.
En Benito Juárez, la 4T logró 101 mil votos. El PRD-PAN-PRI y Fuerza por México obtuvieron 112 mil 500. Si hubiesen ido juntos, le ganaban la reelección a Mara.
En Cozumel, Juanita Alonso obtuvo 18500 votos contra 17 mil de Pedro Joaquín Delbouis. Un movimiento de última hora de algunos liderazgos decidió esa elección.
En Lázaro Cárdenas, la 4T obtuvo 8 mil votos contra 6800 del entonces alcalde Nivardo Mena, que nunca perdió fuerza electoral e incluso la hizo aún mayor cuando fue candidato a gobernador en 2022.
En José María Morelos, Erick Borges ganó con MORENA duplicando los números de su principal competencia, pero sólo obtuvo el 36% de los votos. El espacio opositor fue casi dos veces más grande que el de MORENA.
En Othón P. Blanco sucedió algo similar. Yensunni Martínez ganó con 37.5% de los votos. Obtuvo 30 mil votos contra 21 mil del PAN-PRI-PRD. Pero RSP y Fuerza por México sacaron 12500, y MC otros 6 mil. Otra vez, el espacio opositor fue más amplio.
Tulum en un caso muy especial. Marciano Dzul le sacó 3 mil votos a la oposición, pero Marciano ya no está y sus alianzas tampoco; al menos, no todas.
En Puerto Morelos, Blanca Merari dobló en votos al segundo. Sus 5000 votos fueron el 44%. Pero el escenario era diferente y su gobierno está hoy bajo fuego.
En Felipe Carrillo Puerto el escenario parece el más tranquilo. Mary Hernández tuvo 20 mil votos contra 13 mil de la oposición. Un 56%. Y parece que nadie de la oposición quiere organizarse para enfrentarla en el 24.
Luego están los municipios que perdió la 4T.
En Isla Mujeres MORENA sacó 5 mil votos contra 7700 de Atenea Gómez Ricalde. Tan difícil es el escenario, que para ganar en 2024, MORENA le prestó la franquicia a Atenea para que ella gane con la casaca guinda.
En Solidaridad, Laura Beristain tuvo 23 mil votos contra 26 mil de Lili Campos. Fue la única elección donde Carlos Joaquín operó a favor de la oposición. Encarceló a decenas de operadores electorales de MORENA (que, extrañamente, nunca denunció esos actos) y así se desmanteló la estrategia de los Beristain.
En Bacalar, “Chepe” Contreras ganó por 1200 votos de diferencia, y obtuvo un 46%. La 4T logró 7700 votos. Pero allí hubo un cruce de votos entre Chepe y Anahí González, que era candidata a diputada federal de MORENA. Así hicieron perder a la candidata del PT. O sea, Chepe siempre estuvo cerca de la 4T oficialista.
Buenas noticias
Como se ve, algunos de esos números dan señales muy positivas si la oposición quiere enfrentar a MORENA.
Es evidente que en las últimas semanas los partidos de oposición han tenido una gran ebullición con la figura nacional de Xóchitl Gálvez, que le ha devuelto el interés competitivo al PAN, PRI y PRD.
En Quintana Roo, las figuras partidarias nacionales normalmente han logrado movilizar votos y generar movimientos interesantes. Es de esperarse que en la medida en que crezca Xóchitl, la oposición local podría crecer con ella.
Otra buena notica es que ya no está Carlos Joaquín traicionando a sus aliados. El ex gobernador fue enemigo interno de los partidos que lo llevaron al poder. La historia no tiene demasiados misterios. Hoy trabaja para la 4T en la Embajada de Canadá, y es aliado del Partido Verde, por medio del cual buscará ser senador en 2024. Será interesante ver si la 4T Quintana Roo es capaz de llegar a tanto.
Otro punto a favor de la oposición es saber qué pasará con los desprendimientos de MORENA. Hay una elevada expectativa de que los marginados de la 4T terminen engrosando las filas opositoras. Habrá que ver, sin embargo, cuántos votos se llevan.
Un dato relevante es que aquí se analiza una elección de ayuntamientos que impactará en otra local, que será la de diputados. Lo que no se analiza son las tres elecciones federales que habrá de manera concurrente: Presidencia, Senadurías y diputaciones federales, que tienen un comportamiento distinto, y son las más difíciles para la oposición.
Malas noticias
Las malas noticias son igualmente contundentes que las buenas.
Una es la escasa presencia de los partidos de la oposición en las calles. Están prácticamente inmóviles.
Tampoco hay un relato ni una estrategia opositora contra Mara y la 4T. Apenas tres votos en contra del presupuesto a inicios del gobierno, y las denuncias electorales del PRD contra la gobernadora, algunos funcionarios y sus programas sociales. Nada más.
El PAN, que debería ser la columna vertebral, está en duda. Nadie sabe si la dirigencia estatal se decantará por la oposición o por el marismo. Hoy, está más cerca de la segunda opción.
Nadie sabe qué papel jugará el PRI. ¿Se mantendrá en la oposición? ¿O finalmente se irá por su parte para favorecer la desunión opositora a favor de MORENA? Ya lo hizo en 2021 y 2022.
Por el lado de Movimiento Ciudadano la situación no parece mucho mejor. Sólo una candidatura de Roblero Palazuelos lo pondría en la pelea grande. De otro modo, el futuro del partido es incierto porque no ha logrado instalarse en la sociedad. También dependerá mucho de quien sea su candidato presidencial.
Y la última gran duda es si la oposición se animará a ser oposición. La cultura política en Quintana Roo le confiere aún al Poder Ejecutivo una estatura de jefe político de todos, propios y extraños. Si eso se verifica aún en la realidad política, quiere decir que Mara es la jefa de todos; aún de los que están lejos de ella, en otros partidos.
¿Se animará la oposición a ir en serio contra Mara? ¿O preferirán buscar un perfil dócil y domesticado? Hasta ahora, excepto en Solidaridad, hay un silencio casi cómplice.
Pronto sabremos si el efecto Xóchitl llega a Quintana Roo, o si esos partidos prefieren tomarse un descanso de tres años antes de volver a la militancia política.