Redacción/NOTICARIBE PENINSULAR
CHETUMAL.- El nombramiento de Ángel Rivero Palomo como Secretario Particular de Mara Lezama disparó dudas y versiones contrapuestas en el heterodoxo entorno de la gobernadora. Dos versiones se cruzaron entre esos funcionarios y colaboradores: para un sector, es apenas un nombramiento más dentro de la administración; un nombramiento que incomoda, pero poco más que eso. Para otro sector, es la confirmación de que el Viejo PRI va a resucitar en este quinquenio, y que más temprano que tarde estará instalado en todas las áreas neurálgicas del Gobierno.
Una de esas versiones, la primera, cuenta con mas adeptos que la otra. El nombramiento de Rivero generó de inmediato la reacción de muchos priístas que dijeron casi al unísono, y con palabras casi iguales, que en los próximos meses se irán incorporando uno a uno, silenciosamente, a la administración. “Eso ya está pactado”, arriesgó un antiguo merodeador del poder.
Esa versión se basa en el postulado de que Mara está sufriendo en carne propia la morosidad de la maquinaria estatal; esa idea de “manejar un submarino a pedal” que parece no avanzar nunca y que está siempre a merced de la corriente.
Mara, concluyen, está cansada de que las cosas no se resuelvan de manera rápida y eficiente, como ella ordena. Las órdenes salen de su oficina, pero parece que nunca llegan a destino, o no llegan a tiempo. Los que están en el entorno de la gobernadora aseguran que sus enojos y gritos parten y terminan siempre en ese mismo lugar.
El PRI asegura que tiene la solución para eso. “Nosotros conocemos las teclas que hay que tocar para que esto funcione”, dicen.
¿Mara “compró” esa solución?. Aún no se puede afirmar, pero las señales dicen algo al respecto.
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NOMBRES Y PROCEDENCIAS
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Un párrafo aparte merece Ángel Rivero. No vale la pena exponer su curriculum, que fue ampliamente difundido esta semana, y que sin duda demuestra que le sobra capacidad para el cargo al que se lo nombró.
El problema de ese currículum son los nombres que lo rodean. Rivero ha sido, desde diversas posiciones y cargos, un colaborador constante en los últimos 5 gobiernos estatales. Si hubiera que caracterizar a un hombre del Sistema para una película, Ángel Rivero sería el prototipo perfecto. O sea, lo más alejado que se puede encontrar a una idea de transformación.
Un dato más: uno de sus principales impulsores fue Artemio Santos, jefe de la Oficina de la Gobernadora. En general, no hay grandes quejas contra Artemio; es un funcionario que mayormente genera respeto y reconocimiento. Pero tampoco hay que olvidar que es un priísta de la vieja guardia, que ha acumulado un enorme poder en el marismo, y que ya impone criterios de su “escuela” a la administración, como el acuerdo de financiamiento público a los hoteleros mediante la promoción turística, por ejemplo.
Ahora, el trabajo de Ángel Rivero incluirá, entre otras cosas, injerencia en las audiencias, la agenda y las relaciones públicas de la gobernadora. Nada más y nada menos. Casi nadie duda de su eficacia en esas tareas. De lo que se duda es de sus intereses y alianzas políticas.
En ese punto aparecen otra vez las dos versiones del tema. Unos dicen que va a hacer lo que la gobernadora ordene, con eficacia y nada más. Otros, que va a ser un filtro para separar a Mara de todos a quienes ellos (en referencia al Viejo PRI) no quieran dejar pasar. Quizá sea una mezcla de ambos.
Un panista agregó una cruda ironía a ese nombramiento: “Es la renovación de la política que propone la 4T”, dijo con sarcasmo.
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EL MARISMO POST AMLO
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Hace algunas semanas, en este mismo espacio se habló de la construcción del marismo post AMLO para más allá de 2024. Ese proceso, que ya empezó, se presentó como “un proyecto que contendrá mucha menos 4T y mucho más pragmatismo político (…) una Mara menos dogmática, más fiel a sí misma, más cercana a los empresarios y al viejo sistema político estatal, donde se siente muy cómoda”.
En ese contexto, el nombramiento de Ángel Rivero no sería otro cosa que uno de los tantos pasos de una larga lista que incluirá nombres mucho menos presentables que el del ex rector de la UQROO.
Pero también hay que ser claros: esa estrategia no es nueva, y forma parte del mismo combo en el que ya están los funcionarios del neojoaquinismo residual, que no sólo no se van, sino que cada día se asientan más en sus cargos.
O sea, el ingreso de un priísta a la Secretaría Particular no cambia mucho el equilibrio de poder alrededor de Mara, en donde MORENA y la 4T (excepto el Verde, por supuesto) tienen claramente muy poco espacio.
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PAGO DE FAVORES
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Personas muy allegadas a Mara estaban realmente enojadas esta semana cuando se concretó el nombramiento de Ángel Rivero. Y ese enojo trascendió la mera bronca para bordear ya la decepción.
Una mayoría de actores de ese entorno apostaba a que la lógica política debería llevar a Mara a hacer una limpieza inminente de su gabinete, mediante la cual considere pagados los favores políticos que cree haber recibido del viejo Sistema y del ex gobernador Carlos Joaquín. Así, debería sacar a esos funcionarios y poner a su gente, a la sangre nueva de MORENA y la 4T.
Pero quizá esa lógica funcione al revés. Cada vez son más los que creen que el primer golpe de renovación de la administración de Mara no va a ser para dar por cumplidos ciertos acuerdos impresentables (como los que hay con el neojoaquinismo residual, por ejemplo) sino, por el contrario, para darle más entrada a esos grupos e ir acorralando a MORENA y la 4T en un rincón intrascendente de la administración.
Las señales, debe decirse, apuntan más a esta última versión. Pero en el entorno de Mara minimizan esas quejas y dicen que lo de Ángel Rivero sólo debe verse como lo que es: un puesto más de las decenas de puestos de primer nivel que tiene un gobierno.
Más allá de posturas y visiones, lo evidente es que la 4T sui generis de Quintana Roo, ya se ha dicho aquí, es una desordenada construcción donde caben intereses enfrentados y visiones diametralmente opuestas de la realidad. La idea de una transformación conviviendo con el Viejo PRI, es un ejemplo de esa contradicción. Y lo que puede salir de eso es de pronóstico reservado.
Y no es un tema para nada menor. Diría el Presidente AMLO: no se trata de politiquería; son las cuestiones de fondo las que están en juego, en el lento amanecer de este Gobierno de Mara Lezama.