Francisco J. Rosado May
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En 2002 la FAO creó el programa Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM; GIAHS en inglés), como estrategia para revertir pérdida de sistemas alimentarios y conocimientos ancestrales, y estableció los criterios para otorgar el reconocimiento: 1. Que contribuya a la seguridad alimentaria y al sustento de comunidades locales; 2. Que ilustre los diversos usos de la biodiversidad biológica y que merezca ser reconocido como patrimonio de la humanidad; 3. Que se derive de conocimientos tradicionales de las comunidades locales y que contribuyan a mantener la integridad del sistema agrícola y del paisaje; 4. Que sea regulado por fuertes valores culturales y basado en formas colectivas de organización social; y, 5. Que se traduzca en paisajes excepcionales derivados del manejo de los recursos de tierras y aguas.
La FAO considera que los sistemas SIPAM tienen una relación intrínseca con su territorio. Están en constante evolución, son resilientes, tienen una alta biodiversidad agrícola, reflejan sólidos conocimientos tradicionales, culturas y paisajes invaluables, manejados de manera sostenible por agricultores, o en su caso pastores, pescadores y poblaciones forestales, de tal manera que contribuye a sus medios de vida y seguridad alimentaria. La milpa es eso y mucho más.
Ayer 22 de mayo, día internacional de la biodiversidad, la FAO otorgó en Roma reconocimientos a 24 nuevos sitios SIPAM. Estos nuevos sitios se eligieron después de fuertes evaluaciones, visitas de campo, entrevistas, discusiones grupales, consulta con expertos, entre otros, que básicamente iniciaron en 2018. Los países seleccionados fueron: Brasil (1), China (4), Ecuador (2), Irán (2), Italia (2), Japón (2), Corea (2), México (1), Marruecos (2), España (3), Tailandia (1), y Túnez (2); en paréntesis se muestra el número de sitios reconocidos por país.
En el caso de México, el sistema reconocido es el de la Milpa Maya. Anteriormente, en 2017, se había reconocido a las Chinanpas.
La palabra milpa es de origen Náhuatl, resultado de la combinación de: milli quiere decir parcela sembrada, y pan que significa arriba. La palabra se adoptó en toda Mesoamérica. Los Maya hablantes de la península de Yucatán prefieren la palabra “Kool”, aunque al hablar español usan la palabra milpa. La palabra “kool” en maya está articulado a otros aspectos de la cultura, por ejemplo “óol” (alma, esencia) y “k’óol”, preparado que se usa en los tamales. Es decir, kool o milpa, es parte de nuestra esencia como Mayas.
De acuerdo con Rodríguez-Robayo y colaboradores, (Journal of Rural Studies, 2020, 77, 47-54), la palabra milpa tiene diversas interpretaciones, unas son más enfocadas a la producción, otras a aspectos sociales o económicos o ambientales, y otras combinan los puntos anteriores. Al obtener el reconocimiento SIPAM, se abren más y nuevas oportunidades para estudiar y mantener y mejorar los valores y productividad de la milpa.
Y ese es precisamente el reto que sigue después de ayer. Lo saben las personas y organizaciones que lograron el reconocimiento SIPAM a la milpa, todos ellos milperos, de origen Maya, de los 3 estados de la Península. Por Quintana Roo destaca Miguel Kú Balam de REPSERAM, por Yucatán Jesús Poot Yah de Agroecología de Misioneros AC y Guardianes de la Semilla. Todos con el apoyo de la Sría. de Desarrollo Sustentable de Yucatán y del PPD-PNUD.
El reconocimiento SIMAP a la milpa debe comprometer a los 3 niveles del gobierno para apoyar las comunidades Mayas en la conservación y mejora de un sistema alimentario que por su nivel de sofisticación explica, nada más ni nada menos, la presencia de nosotros en el presente. No lo olvidemos.
Es cuanto.