No habría por qué o de qué espantarse con la definición política que asumió ayer la gobernadora Mara Lezama
En su Primer Informe de Gobierno, Mara Lezama se adjudicó también ser la jefa del morenismo caribeño, ante lo que viene en 2024.
En unos cuanto párrafos, definió muy bien de cómo va a estar la cosa en Quintana Roo en lo que queda de la interna de Morena (aún falta la definición de Marcelo Ebrard) y para las elecciones constitucionales.
Y palabras más, palabras menos, precisó que hay de dos sopas:
“El fondo de la cuestión es muy fácil: hay dos proyectos del país muy diferentes, dos alternativas con visiones diametralmente distintas para México y Quintana Roo”.
“Una propone continuar con la transformación de la vida pública y pensar primero en la gente y sobre todo en los que menos tienen.
“Y otra propone volver al pasado, cuando una élite se “arrogó” el derecho de tomar las decisiones por millones de mexicanos, y esas decisiones siempre beneficiaron a unos cuantos, que eran, justamente, ellos mismos.
“Por eso digo que la decisión es muy fácil. Simplemente hay que decidir de qué lado de la historia queremos estar”.
Y de manera más directa, a lo que pasa en Quintana Roo, fue determinante en cuanto a lo que entendería es la alianza PAN-PRI en el Caribe.
Grupos de poder menguados
Los calificó de ser “grupos de poder menguados y trastabillantes que se resisten a entender que su tiempo ya pasó, y no volverá a ser”.
En las democracias “normales” el Jefe de Gobierno, se muestra y es como Jefe del Partido.
Incluso, así se desempeña el presidente Andrés Manuel López Obrador. Es presidente y líder de Morena, función que, por cierto, ya empezó a relegar a Claudia Sheinbaum.
Ahora, el Frente (si es que hay en Quintana Roo) ya está avisado.