Leslie Gordillo/NOTICARIBE PEWNINSULAR
CANCÚN.- En Quintana Roo existen solamente 10 escuelas en camino a la inclusión de niños neurodivergentes, con alguna discapacidad o trastorno, 3 de estas escuelas son públicas y 7 privadas, de un total de mil 280 planteles de educación básica, es decir, ni siquiera el 1% se ha involucrado en esta integración tan urgente.
“Él cuando nació, nació bien, a los 9 meses tuvo un problema con su asma, tuvo que ser ingresado 4 meses, entonces la calentura le afectó el cerebro, a partir de ese momento su vida de Mario cambió… en la escuela ya no fue un niño más, sino una banca, era excluido, no participaba, lo dejaban fuera, cuando pasa a la primaria la maestra Mildred lo empezó a apoyar y su vida cambia y ya fue parte de la inclusión”, contó Mariana Cristina, madre de Mario con TDAH.
Situaciones como estas han sido atendidas de forma oportuna en la escuela primaria Ramón Bravo Prieto, turno matutino, así lo explicó el director de dicha instancia, José Enrique López Mendoza, quien destacó la labor que se ha hecho desde el programa USAER, a cargo de la maestra Mildred Leticia Durán, porque es allí donde apoyan a estos menores con alguna situación, pero sin sacarlos del aula.
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“Se pretende que los alumnos desarrollen todas esas habilidades que en algún momento dado podrían alcanzar. Tanto maestros, como USAER, la dirección cuidamos esa parte en la que los alumnos puedan ser niños como los demás, necesitamos apoyo de padres de familia, maestros, todos, para el desarrollo y habilidades de los niños”, comentó.
Desafortunadamente, todos los padres de familia que hoy están contentos con la experiencia en esta escuela tuvieron que pasar antes por otras, en las que los hicieron a un lado y simplemente no trabajaron para incluirlos realmente.
“A las autoridades sería seguir trabajando, cada día tanto la tecnología como la inclusión, va de la mano, ahorita ya no hay pretextos para dejar a nuestros hijos fuera, sino incluirlos, que tengan esa atención”, solicitó Elizabeth Hernández Hernández, madre de Juan José Gutiérrez, con síndrome de down.
En la Ramón Bravo hay niños con autismo, discapacidad visual, TDAH, síndrome de down, entre otras condiciones, quienes han logrado avanzar en su aprendizaje, en su socialización, gracias al trabajo conjunto de padres de familia, docentes, directivos, los papás del resto de los alumnos y por supuesto a la verdadera inclusión.
“Que se den la oportunidad de usar el método USAER, que realmente es inclusivo. Inclusivo no es tenerlos separados de los niños, es que realmente estén con los niños, la única manera en que pueden estar incluidos es estando en las aulas, estando con los niños, esforzándose, ver el esfuerzo de los demás, para que puedan salir adelante”, Luis López Loaiza, papá de Mateo, un pequeño con autismo.
Hablar de inclusión es hablar de políticas y prácticas educativas, para eliminar las barreras que impidan el aprendizaje de los estudiantes por ello “es muy importante que todos como sociedad participemos, porque inclusión no es solamente dejar que el niño esté en la escuela, es decir, tengo un alumno que tiene una discapacidad y sabemos que por ley tiene derecho a una educación de calidad, pero que esté solamente en el aula sentado no es inclusión, va más allá de”, puntualizó la maestra Mildred.
Más allá del trabajo de los niños, los padres y los docentes, la sociedad en general debe ponerse en los zapatos del otro, entender que la discapacidad puede llegar en cualquier momento, aplicar el “hoy por ti, mañana por mí” y por ello la inclusión debe ser parte de la vida de todos.