Francisco J. Rosado-May
fjrmay@hotmail.com
Conversación reciente entre personas lúcidas con credencial del INAPAM. Contexto, el inédito proceso de la reforma al poder judicial de la federación.
¿Te acuerdas Juan cuando teníamos en el gobierno, por varios sexenios, una aplanadora que cambiaba leyes, siguiendo la voluntad del presidente?
Por supuesto Paco, también recuerdo las discusiones, algunas amables y civilizadas y muchas otras, rudas, groseras e incluso violentas. Había tres grandes grupos, los que estaban a favor, los que se oponían y los que parecía no importarles mucho la política. Recuerdo aquel presidente que se hizo famoso por el “ni los veo, ni los oigo” al referirse a las otras voces que no estaban de acuerdo con sus políticas. Cómo olvidar aquel ademán, claramente grosero, de quien fue en 1995 líder del grupo parlamentario que dominaba el Congreso. Se hizo tristemente famoso porque al terminar la votación del Congreso en 1995, cuando se subió el IVA del 10 al 15%, hizo un ademán que se conoció como la roqueseñal. Ambas cosas, y hay más ejemplos en nuestra historia, dirigidos a la oposición. En aquellos años, Paco, a nosotros se nos tildaba de tener ideas izquierdistas, por estar en contra de esas acciones, actitudes, expresiones e incluso groserías, que, en vez de construir un proceso de unidad nacional, se buscaba profundizar la brecha entre la izquierda (la oposición) y la derecha (los que estaban en el poder).
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Así es Juan, en las últimas semanas, cuando se han presentado temas álgidos como la desaparición de institutos autónomos, y actualmente la reforma al poder judicial, no dejo de reflexionar en esa historia. Parece que la estamos viviendo de nueva cuenta, aunque en esta ocasión, curiosamente, algo no parece bien. Numerosos medios de comunicación, nacionales y extranjeros dicen de una u otra forma que el gobierno no escucha las posiciones y pensamientos diferentes al suyo, que aprovecha la mayoría que tiene en el Congreso para avanzar sus propuestas sin tomar en cuenta a la oposición. No me queda la menor duda, como ayer, que lo que sucede hoy no está bien. Si antes nos juzgaban como de izquierda por ser opuestos al gobierno, al estar actualmente en favor de que se escuchen todas las voces, como fue ayer, resulta que el gobierno, se presenta como de izquierda, obliga a pensar que al oponerse a sus propuestas o al pedir diálogo, ¡nos hace ser de derecha! Ya no entendí eso de las etiquetas de izquierda o de derecha.
Paco, quizá es tiempo de considerar que debemos poner principios, ética, valores, por encima de las etiquetas, pero no va a ser nada fácil en una sociedad polarizada. Necesitamos estadistas en el gobierno, no solo gobernantes.
Punto y aparte. El 5 de septiembre, como cada año, se conmemoró el Día Internacional de la Mujer Indígena en honor a la gran lideresa Boliviana Bartolina Sisa, quien, a fines del siglo XVIII, comandó los ejércitos Quechua-Aymara en contra de los colonizadores españoles.
El Día Internacional de la Mujer Indígena es la ocasión para rendir homenaje a todas las mujeres indígenas y reconocer los retos que enfrentan en la sociedad, su papel en la sociedad es fundamental, entre otras cosas son portadoras de conocimientos milenarios, guardianas y protectoras de la Pachamama y de la vida. Es un día para conmemorar y reiterar la defensa de derechos individuales, colectivos, ambiente y de participación ciudadana y política de mujeres indígenas, quienes sin descanso siempre están reconociendo, haciendo y construyendo el presente y el futuro de la generaciones vigentes y venideras.
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