Por Martín G. iglesias
Hoy concluyen los informes de gobierno de las y los presidentes municipales de Quintana Roo, de los que puedo sacar varias conclusiones, pero solo diré que sirvieron para el lucimiento personal, con un pueblo cada vez más castigado por sus propios gobernantes.
Eso sí, el cargo al erario por gastos de esta actividad será millonario, mientras el pueblo sufre el abandono en cuanto a los servicios públicos municipales, como la recoja de basura, el mantenimiento de la infraestructura básica de alumbrado público; así como la falta de prevención en seguridad pública, el bacheo y ya ni hablemos de la inversión en obras de infraestructura.
De la transparencia, mejor ni hablamos, pues es una simulación en sus propios portales de gobierno, porque aprovechan las lagunas legales para no brindarle la oportuna información a quien consulta vía Internet o simplemente esconden los sueldos y salarios, las licitaciones, la asignación directa, las concesiones, los convenios que realizan con otras instituciones y solo dan documentos o reglamentos sobre el tema.
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A las y los presidentes municipales que cumplen con su periodo, no hay quien los audite, porque la Legislatura en turno no tiene la voluntad, ni legal ni política, para hacerlo. Hay acuerdos de impunidad, hay concesiones de ‘no tocar ni con el pétalo de una rosa’ a los gobernantes que están bajo la bandera de la “4T”.
La razón es simple, en Quintana Roo y en México no hay oposición, todos están alineados bajo una misma marca, todos obedecen a pie y juntilla las instrucciones de los que mandan en el Movimiento. Así que conformémonos con escuchar los resultados de un año de administración municipal, donde no sabemos si lo que dicen las y los presidentes municipales existe físicamente o solo está en el papel. Ahí se las dejo…
SASCAB
Parece que a los integrantes de la XVIII Legislatura les dio una enfermedad llamada “mareo”, pues creen que son dueños de Quintana Roo. Ahora quieren que les rindan pleitesía, que les coloque alfombra roja por donde caminan y que todos los demás son sus súbditos. No deben olvidar que el cargo dura tres o seis años, y que en un descuido de soberbia pueden terminar en el basurero de la historia; ejemplos hay muchos. Al tiempo…