Por más que se tomen fotos y se muestren como mejores amigos, la “excelente relación” entre los gobiernos federal, estatal y municipal, no existe en Benito Juárez.
Y es que las obras de reencarpetamiento de la lateral que une a las carreteras Cancún-Tulum y Cancún-Mérida, se han convertido en verdadero desastre y un dolor de estómago para miles de automovilistas que tienen que dirigirse a la Riviera Maya.
Ningún elemento de la Guardia Nacional ni de la Policía Quintana ni la dirección de Tránsito está presente para organizar el dantesco caos vehicular derivado de las obras que también se “sacaron de la manga” en la llamada “temporada alta vacacional”.
Los cancunenses procedentes del sur y el poniente de la ciudad tienen que invertir, por lo menos, 40 minutos, y varios litros de gasolina, para llegar a la autopista Cancún-Tulum y seguir su trayecto. No hubo avisos previos
Algunos automovilistas en su desesperación se “brincan” el bulevar Colosio.
Y pese a que estamos en precampañas a nadie parece importar los contratiempo que se ocasiona a miles de cancunenses y turistas