A más de uno le provocó un ataque de esquizofrenia, que el Poder Judicial haya presentado una controversia constitucional al no estar de acuerdo por los recortes que aprobó la mayoría verdi- morenista del Congreso del estado a propuesta del Ejecutivo, es de decir de la gobernadora Mara Lezama.
Muchos centraron la controversia en Heyden Cebada, que es el presidente de la Tribunal Superior de Justicia (TSJ); aunque no fue un recurso personal sino de todo el Poder Judicial que el ex Síndico de Cancún preside y representa en este tipo de litigios.
Y, un coro señaló al Magistrado Presidente del TSJ de protagonizar un acto de deslealtad contra Mara Lezama y en el entendido de que el cancunense está obligadísimo a marchar al ritmo que le marquen en el Palacio de Gobierno.
Pero es todo lo contrario. El llamado marista Heyden Cebada delimitó la división de poderes al no estar de acuerdo el Judicial con los recortes que realizó el congreso verdi-morenista, a partir de suprimir la norma que impedía reducciones a los prepuestos de órganos autónomos.
Y la división de poderes es esencial para gobiernos equilibrados y con límites legales. Es decir, el TSJ, a través de Heyden Cebada, hizo valer la independencia del Poder Judicial.
Entre la espada y la pared
Aunque, también es cierto que el cancunense está entre la espada y la pared.
En realidad, la mayoría de los magistrados, están en contra de los recortes y por muy marista que pudiera ser, Heyden no iba a desafiar a los colegas del TSJ.
Los magistrados aplicaron a Heyden aquella de “copelas o cuello”.
Y Heyden prefirió, ya sea por conveniencia o por convicción, ser leal a los magistrados que sumiso al Ejecutivo.
Una cosa es una cosa y otra coas es otra cosa, diría el clásico y por lo pronto “ganó la independencia de poderes”.