Francisco J. Rosado May
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Octubre 2021 es crucial para los sistemas alimentarios en México. La Suprema Corte de Justicia de la Nación emitirá un dictamen acerca de la constitucionalidad de la prohibición del herbicida glifosato no sólo en la agricultura mexicana sino también para cualquier otro uso. El uso del glifosato es muy extendido y es uno de los pilares de los sistemas convencionales (que usan pesticidas, maquinaria, fertilizantes, riego, y ahora semillas genéticamente modificadas), por lo que la decisión tendrá un impacto significativo.
Si la decisión es en favor del derecho humano a la alimentación saludable, proveniente de sistemas productivos que no usan sustancias como el glifosato, a favor del medioambiente, de cuidar la salud de los ecosistemas y de los seres humanos, entonces la decisión de prohibir este químico tendrá respaldo.
Si la decisión es a favor del paradigma de que no habrá seguridad alimentaria o a favor de los datos de algunas investigaciones que demuestran la inocuidad del químico, o a favor de un sistema alimentario gigantesco, con la participación de corporaciones internacionales, entonces se eliminará la prohibición del uso del químico en cuestión.
La prohibición del glifosato es solo un paso para alcanzar sistemas alimentarios sostenibles. El que predomina actualmente, el convencional, ha recibido muchísimas críticas que está obligando a encontrar alternativas. Una de ellas se conoce como agricultura regenerativa, conocida como AR.
La AR surgió en los años 1980 en Estados Unidos, en le finca Rodale. El concepto, sin embargo, ha sido cooptado y ahora también se refiere a estrategias que descansan en tecnologías digitales, de modificación genética demacro y microrganismos y admite el uso altamente eficaz, con micro dosis, de pesticidas. Esto se refleja en programas como besar el suelo, popular en streaming (tecnología que permite ver y escuchar contenidos transmitidos por internet). Un sistema alimentario que descansa en estas expresiones tecnológicas seguirá bajo el control de las corporaciones.
Pero hay una alternativa que está teniendo una expansión y resultados significativos hacia la sostenibilidad. Es decir, hacia medidas de mitigación del impacto negativo del cambio climático, de la recuperación de biodiversidad, de suelos, de mantos acuíferos, salud ambiental y humana, ente otros efectos positivos. Es la Agroecología.
En diferentes medios se ha desatado polémica, a favor y en contra del uso de pesticidas. Hay un argumento que no se ha mencionado lo suficiente: El financiamiento de investigación básica y aplicada, así como el de formación de recursos humanos, dirigidos a apuntalar la agricultura convencional, ha sido enorme. Por otro lado, el financiamiento para a favor de sistemas alimentarios sostenibles ha sido, hasta hoy, pírrico. Si no cambian drásticamente las condiciones, la batalla por la sostenibilidad está casi perdida.
Hay condiciones actuales en México para innovar políticas públicas y pensar en establecer un Programa Nacional de Agroecología, multi-institucional, interdisciplinario, aprovechando los pocos, pero excelentes, recursos humanos y materiales distribuidos en las numerosas instituciones de educación superior pequeñas en todo el país. Esta idea lo apoya la Sociedad Mexicana de Agroecología y, recientemente, las mesas de trabajo organizadas por COFEPRIS y CONACyT que impulsan el cambio hacia bioinsumos.
Confiemos en que los 3 niveles de gobierno harán su parte por la sostenibilidad del planeta.
Es cuanto.