Parece que la 4T terminó haciendo corto circuito en Quintana Roo.
Y es que la designación del ex gobernador Carlos Joaquín como embajador en Canadá, y como consecuencia, su admisión a la 4T, ha frenado que se revise el desempeño de la administración estatal anterior y los “joaquinistas”.
Si bien, tampoco López Obrador se metió con su antecesor, Enrique Peña Nieto, algunos prianistas sí han sido llamados a cuentas de la justicia.
Pero, con el joaquinismo y los jaoquinistas no ha pasado nada de nada.
Destaca el caso del ex alcalde Tulum, Víctor Mas, que muy quitado de la pena cobra como regidor y, por cierto, también buscó el cobijo en la 4T, a través de del PT.
Tulum fue el centro de operaciones del joaquinismo, al extremo, dicen los enterados, que prácticamente Víctor Mas, sólo recibía órdenes, ponía la cara y cargaba con la responsabilidad con su firma.
Pero, las “huellas” del jaoquinismo están por todos lados y en todos los municipios, incluso los “gobernados” por quienes no fueron sus aliados como el caso de Puerto Morelos, en donde Blanca Merari Tziu, del PVEM, dice ser la alcaldesa.
Por cierto, quien llevó al cárcel al ex gobernador Roberto Borge, fue una acusación iniciada por el gobierno federal, con Peña Nieto como presidente.
Si hubo algunas expectativa de que el “joaquinismo” seria llamado a cuentas, parece que, como se decía en antaño “no hay voluntad política” y vendría desde Palacio Nacional.
Y vernos a jaoquinistas como Víctor Mas, disfrutando las ventajas de a ver sido parte del “joaquiismo”.