Mientras la mayoría verdi-morenista (por cierto muy amplia) prefiere seguir nadando de a muertito y siguiendo el manual de la sujeción, ha habido algunos diputados, (desgraciadamente) muy pocos que han optado por sí asumir su labor de representantes populares y tomar, literalmente, la iniciativa.
Y es que, sigue el la pináculo el debate la Ley Brahms, presentada por un grupo de diputados, encabezados por Guillermo Brahms, del Verde (y del Grupo Plural) para que se aplique pena de cárcel a quienes manejen en estado de ebriedad.
La iniciativa tuvo el pleno consenso. Fue aprobada por U-N-A N-I M-I D-A-D. Es decir, Brahms, no sólo contó con el apoyo de las bancadas aliadas (es decir, Morena y PT), sino que hasta de la oposición.
Pero, los “dueños” de Cancún se dieron cuenta de algo tarde y se opusieron una vez que fue aprobada.
La derecha cancunense y sus poderes fácticos hizo valer sus derechos adquiridos y la ley no ha sido publicidad en el Periódico Oficial., Es decir, que está “vetada”.
Pero, ya no se entiende nada.
Por lo regular, una ley termina vetada, cuando la oposición hace “moloch” frente al partido en el gobierno.
Aunque aquí, los dos partidos en el gobierno estuvieron de acuerdo en el Congreso del estado en que paguen con cárcel quien conduzca ebrio.
Y además, se supone que Quintana Roo esta bajo un régimen de izquierda (derivada de la transformación) y que estamos ante una iniciativa aprobada por unanimidad (por izquierdas y derechas), pero la ley se atoró en el Palacio de Gobierno.
Se entendería que todo sigue igual, que los poderes fácticos siguen dominando, como cuando estaba los del PRIAN y la que la derecha se ha impuesto a la izquierda y a la transformación.
Quintana Roo cambio, pero quedó igual.