Lo adecuado, tras el inverosímil “triunfo” de Yensunni Martínez, era llamar a un alcalde interino para la Capital.
Y es que, pese a los fallos de los tribunales, Yensunni es una alcaldesa que, como diría Andrés Manuel López Obrador, ilegítima. Correspondía nombrar a un alcalde interino con el consenso de Morena y Movimiento Ciudadano. Pero si hay algo claro, es que en Quintana Roo hay una interpretación propia de la democracia.
Se optó por obviar trámites y buscar un atajo para “resolver” la ilegitimidad de Yensunni Martínez, quien, por cierto, desde las elecciones de 2021, cuando se convirtió por primera vez en alcaldesa, arrastra un fuerte rechazo de los capitalinos. La “solución” fue poner una especie de alcalde interino de facto, y la decisión recayó en Luis Gamero Barranco, designado formalmente como secretario del Ayuntamiento.
Lo curioso es que, en 2021, como “cuota” de Marybel Villegas, Gamero fue candidato a alcalde por Morena, pero fue eliminado de la contienda, con toda la fuerza del estado, acusado de violencia política de género. La denunciante fue Yensunni Martínez, que era candidata a síndico.
Por cierto, en la boleta apareció Luis Gamero, lo que propició que muchos votantes se dejaran engañar.
En el proceso electoral de 2022, aparentemente se “desmarybelizó” y llegó al gabinete como subsecretario de Gobierno. Ahora, de alguna manera, la revolución le ha hecho justicia a Gamero, y se convierte en alcalde, aunque sea tras bambalinas. Yensunni pasa a ser casi una figura formal, pero Luis controlará la nave, claro, con instrucciones precisas desde la “22 de Enero”.
Y ahora sí, en 2027, el expanista y exverde irá por su revancha plena, teniendo como principal encomienda frenar, ahora sí con votos, a Movimiento Ciudadano.