Hasta en el PRI tenían muy claro que las formas son esenciales en la conducción política.
Sin embargo, las formas han quedado excluidas en el preludio de lo que será el primer gobierno de la 4T de Quintana Roo.
Pero, además elementos que la 4T se ha abrogado, como la mesura y la autonomía, ha sido obviados en esta etapa preliminar de la administración estatal de Mara Lezama.
Algunos ideólogos del “cuatroteísmo” caribeño suponen que son algo así como cero-cero-sietes de la política , con “licencia” para mandar al diablo las formas y los postulados de la 4T y de la buena política.
En esta etapa de transición han ocurrido episodios inéditos, que no por no haber antecedentes resultan innovadores, sino que, al contrario, en el fondo implican señales de inexperiencia e improvisación, y hasta con dolo de ideólogos oportunistas.
Para empezar, no se había visto que gobernadores entrante y saliente (y menos de partidos antagónicos) compartieran la escena política.
Tampoco, hay referencias que un gobernador electo apadrine una tramposa publicación partidista, de financiamiento poco claro.
No se recuerda que un alcalde con licencia acuda a actos oficiales del Ayuntamiento del que se separó para buscar otro cargo.
Tampoco, hay antecedentes tan crudos de para ocupar la dirigencia del partido en poder se impongan familiares de funcionarios de primer nivel como alcaldes en cargos directivos (y que, además, el Presidente de México los regañe públicamente por ser “lacras de la política e inmorales).
¿Mal augurio?
Hay síntomas evidentes que se han perdido las formas y (de manera anticipada) ya se está afectado el fondo.
Podría significar un mal augurio que lo sigue.
Pero además, a la par de los principios, es importante la experiencia.
Aunque, también la falta de experiencia en cargos políticos puede subsanarse con un sólida trayectoria profesional y con una plataforma de principios y valores.
Quintana Roo ha tenido gobernadores, que antes de serlo, tuvieron vasta experiencia en la administración pública.
Quizá el caso, más prolífico sea el de Mario Villanueva: senador, delegado de dependencias federales, presidente de la Gran Comisión del Congreso del estado, alcalde de Cancún, dirigente estatal del PRI, secretario de Gobierno, etc.
Otro ejemplo, es del Félix González Canto, que destaca por su carrera municipal. Fue tesorero, secretario del Ayuntamiento y alcalde de Cozumel. También fue delegado del desaparecido Infovir, diputado federal, y dirigente del PRI.
Vivales de la política
En constarte, a Roberto Borge le construyeron una carrera meteórica. En un sexenio fue oficial mayor, tesorero estatal, diputado federal y dirigente del PRI. Pero, en realidad, su experiencia fue de apenas 5 años ( o menos). El joven cozumeleño quedó rodeado y “secuestrado” por un grupo de vivales de la política. “Betito” acabó en cárcel y es considerado el peor gobernador en la historia de Quintana Roo.
El clásico sigue vigente y ineludible: la forma es fondo.