Si bien en Quintana Roo, hay una oposición partidista casi es de ornato, el gobierno estatal morenista presenta sendas fisuras que han terminado de dañar las relaciones políticas con diversos eventos políticos y sociales que son comunes en un estado tan dinámico y complejo como el de Quintana Roo.
Dos son las posiciones claves que requieren resultados inmediatos y sin titubeos: la Secretaría de Gobierno (Segobqroo) y la dirigencia estatal de Morena. Pero en ambos casos hay evidentes fallas y dilaciones que ha pegado directamente a los que le llaman manejo de política interior.
A la titular de Segobqroo, Cristina Torres, por lo regular le ganan los conflictos y actúa cuando ya prácticamente las protestas le están estallando en la manos. En la mayoría de los casos no logra anticipar y son recurrentes las protestas, incluso con “cortes” de carreteras y avenidas.
Los enterados dicen que la prioridad de Torres es la presidencia municipal de Solidaridad, que, por cierto, es el municipio más competido al tanto al interior como fuera de las “fuerzas” de la 4T. Otro detalle, es el origen político de la titular de Segobqroo, que en muchas ocasiones termina siendo un negativo en su interlocución con las diversas expresiones policíacas y sociales y hasta empresariales.
Resulta difícil de creer que un partido mayoritario de Quintana Roo le haya dado poca seriedad a la designación de su dirigencia estatal de Morena. El instituto guinda requiera un político experimentado y no reducir el cargo a un espacio que podría funcionar en automático y ser sólo una cuota para un grupo. Como que a Johana Acosta aún le faltaba algo de tiempo para ser la presidente del CEE del Partido.
Y por si fuera poco, en otro de los cargos de dirigencia, la coordinación de los diputados de Morena, se ha vuelto en un ente del despropósito. El “jefe” de la bancada “guinda”, Humberto Aldana, está aplicado más en tratar de destruir a sus propios adversarios políticos en la 4T, que construir en favor de la Gobernadora, el partido y el proyecto morenista en la entidad.
Con estos amigos, la gobernadora Mara Lezama no necesita enemigos.