La Fiscalía General del Estado (FGE) es un y seguirá siendo un desastre pues presenta fallas de origen que distorsionaron las razones que la procuración de justicia esté a cargo de un organismo autónomo.
Otra vez, el Poder Legislativo se dispone a nombrar al nuevo titular de la FGE, aunque ya se sabe quién será el “elegido”, quien además será el cuarto desde que se creó la Fiscalía, a finales de 2015.
Pero, cuando se cambió la Procuraduría a Fiscalía fue con el objetivo de darle autonomía a este nueva organismo, que pudiera incluso, proceder contra un gobernador en funciones.
Pero, todo fue una utopía o pura simulación.
Y en busca de esta autonomía, se determinó que el titular de la FGE dure nueve años y trascienda sexenios para garantizar su libre acción.
Pero, ha sucedido lo contrario. A la larga, se confirmó que sólo fueron “reformas” para cubrir apariencias.
Los cambios fueron sólo oropel. El fiscal está sujeto al Poder Ejecutivo, sólo que ahora fuera de la Ley, respecto a cuando era procurador.
Si ahora los diputados, están en el proceso de elegir al fiscal de una vez, que se pongan a revisar esta ley y acabar con la simulación y los juegos de apariencias en la autonomía de la FGE.