En días pasados, el fiscal (Verde) de Quintana Roo, Raciel López, salió a hacer política. Posó para la foto tras un frustrado intento de robo a una casa de cambio en pleno centro de la ciudad y la detención de un presunto asaltante.
Pero la realidad es que los asuntos se le están acumulando a Raciel López, quien no solo muestra precarios resultados, sino que también ha politizado y partidizado a la Fiscalía General del Estado (FGE).
Entre el cúmulo de pendientes del fiscal chiapaneco, destacan dos casos, ambos con una alta carga política:
El pasado 12 de mayo, Manuel Santiago Tun Cen, coordinador de campaña del candidato de Morena a diputado local por el distrito 1 en Quintana Roo, Alberto Batún Chulim, fue asesinado a balazos en la madrugada, según informaron fuentes policiales.
De acuerdo con el reporte, el morenista estaba en la puerta de su casa, ubicada en la Supermanzana 519 del municipio de Benito Juárez, cuando dos sujetos descendieron de un taxi y uno de ellos le disparó en varias ocasiones.
Casi una semana después, el 19 de mayo, Óscar Romero, integrante del equipo de trabajo de Estefanía Mercado, candidata a la presidencia municipal de Solidaridad, fue ejecutado casi a la entrada del domo de la colonia Pedregal, donde militantes y simpatizantes de Morena se preparaban para ver el debate presidencial. La entonces abanderada morenista de inmediato acusó a sus adversarios del PAN-PRI, Lili Campos.
Han pasado tres meses desde estos homicidios, y el Fiscal Verde aún no ha dado resultados. No se ha dado con los culpables, y mucho menos se sabe los móviles de ambos crímenes.
Se trata de asuntos incómodos para la alianza Morena-Verde y, una vez más, Raciel López parece haber optado por anteponer la política sobre la justicia.