MÓDENA.- Hace justo una semana de la cancelación del Gran Premio de Australia, cita que inicialmente debía abrir la temporada de Fórmula 1.
En solo unos días, la mayoría de actores del certamen pasó de prácticamente ignorar una amenaza que llevó a paralizar el mundo del deporte, a volcarse en la búsqueda de soluciones con la intención de poner fin a una de las mayores crisis globales de las últimas décadas.
En este sentido son algunos fabricantes de la parrilla los que, aprovechando sus recursos tecnológicos y experiencia, tratan de aportar su granito de arena y, además, colocarlo en uno de los principales focos del problema: la falta de material sanitario, especialmente respiradores.
Ferrari seguramente sea la escudería más sensibilizada por la propagación del COVID-19 por el hecho de ser italiana, el país de Europa que concentra el mayor número de contagios y muertes. Y puede que por eso fuera de las primeras en mostrar interés en colaborar, aunque junto a ella también lo hicieran otras, como Red Bull, Mercedes, McLaren y Williams.
La estructura de Maranello está en conversaciones con Siare Engineering, una compañía del norte de Italia que opera en el ámbito de la anestesia, la reanimación y las terapias intensivas, para firmar una coalición que debería servir para acelerar la fabricación de respiradores, uno de los elementos que más escasean en los centros médicos a día de hoy.
Siare Engineering International Group es una pequeña empresa con sede en Crespellano (Boloña), que, a máximo rendimiento, llega a ofrecer una producción de unas 150 unidades. En caso de que el acuerdo se concrete, la idea es poder llegar a los 2.500 respiradores gracias a la colaboración de otras empresas que también se unirían al proyecto para complementarlo.
“Estamos en conversaciones con Ferrari, Fiat Chrysler y Marelli (otra compañía italiana, en este caso especializada en la electrónica) para ver si nos pueden echar una mano en lo relativo a los componentes electrónicos”, reconocía este viernes Gianluca Preziosa, director ejecutivo de Siare, en declaraciones a Reuters.
No es la primera vez que la marca de Il Cavallino Rampante pone su metodología al servicio de la medicina. Hace 15 años, una delegación del hospital infantil Great Ormond Street, en Londres, viajó a Maranello para mejorar el nivel de eficiencia del operativo en los quirófanos, sobre todo en los traslados de los pacientes, aprovechando las herramientas de análisis que Ferrari empleaba para optimizar sus maniobras de repostaje.
En aquella ocasión, las conclusiones de aquel experimento dejaron unas cifras de lo más llamativas: la media de errores en el traslado de los pacientes del quirófano al postoperatorio descendió un 42%, y la pérdida de información en un 49%.
Agencias.