Redacción/NOTICARIBE PENINSULAR
CANCÚN.- El tres por ciento de la juventud maya que llega a las grandes ciudades se “refugian” en el crimen organizado por la discriminación laboral, largas jornadas mal pagadas y la desesperación por la falta de oportunidades, problemas agravados por la pandemia sanitaria.
El Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), reveló que más de 30 por ciento de la población maya en Quintana Roo tiene rezago en salud y educación, entre otras, en los municipios de Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos y Lázaro Cárdenas.
En ese sentido, Delta Amada Moo Arriaga, directora del Instituto para el Desarrollo del Pueblo Maya y las comunidades indígenas, señaló que esas carencias orillan a la juventud maya —económicamente activa— a involucrarse con la delincuencia, lo que sólo lleva a dos caminos: la cárcel o la muerte.
“Los indígenas en Quintana Roo siguen siendo el grupo más discriminado por su vestimenta y forma de hablar; todos, 10 de cada 10 son víctimas de maltrato, insultos o humillación por su origen étnico y deben hacer un doble esfuerzo para competir por su ingreso a una fuente laboral”, sostuvo la funcionaria.
Moo Arriaga indicó que entre dos y tres por ciento de jóvenes indígenas mayas se han sumado a las filas del crimen organizado luego de llegar a la ciudad —“donde sabemos que está terriblemente mal”— y no hallar trabajo, se combina para que la delincuencia se convierta “en opción”.