Carlos E. Hurtado Chak
Para: Rafael Días Fallín y Lalo Perez
Ayer se fue Fallín.
“…Lalo ya estoy cansado de que le vas subiendo y subiendo a tu guitarra y el ensayo termina convirtiéndose en Lalo y sus Chinchulines verdes…”
Cómo me daba risa….
Lalo lo miraba sonriendo y le bajaba el volumen a su amplificador.
Disfrutaba mucho ser testigo y parte de la comunicación entre esos dos que son leyenda sin duda.
Discutían muy poco. Era un cariño sólido y forjado, habían vivido juntos ya mucha vida y música esos dos .
Fallín no se quejaba mucho y cuando lo hacía era como desde esa especie de calma y sobriedad que él manejaba muy bien para cuando yo lo conocí y empecé a ensayar con él y Lalo mis primeras canciones.
Muy afortunado de que aceptaran ensayar conmigo esas ideas recién paridas. Al escuchar mis canciones con ellos me di cuenta que algo interesante pasaba. Cada ensayo crecía esa sensación. Era como si le crecieran las alas a las canciones, y seguimos y seguimos… No se detuvo esa ola por años.
Hicimos conciertos hermosos en varias partes del Caribe. Se volvieron parte de mi familia.
Splash estaba en un periodo de calma y Lalo y Fallin tenían un ensamble que presentaban en el Roots de Herbert Happy, en el parque de las palapas. Creo que los jueves.
Me encantaba el sonido de esas sesiones y en una de esas me acerqué nervioso a Lalo y le dije que le quería enseñar unas canciones que estaba escribiendo. Le di algunos demos y para cuando le marqué por teléfono ya las había escuchado y me propuso empezar a ensayarlas y montarlas con Fallin. Para mi fue felicidad y el inicio de mucho. Se convirtieron en mis padrinos , Maestros y Carnales del alma.
Veníamos de tiempos muy interesantes culturalmente en Quintana Roo.
Sucedían festivales de música bien hechos y para los que crecimos en ese Cancún de los 80’s fue definitivamente formador haber podido ser parte todo eso, que en lugar de crecer y consolidarse , se fue diluyendo y debilitando hasta lo que se vive hoy en día cultural y socialmente en Quintana Roo.
Los encargados de las políticas culturales no se supieron dar cuenta del tesoro que comenzaba a crecer en estas nuevas ciudades tan extrañas y calurosas apenas en formación.
Ayer me enteré que Rafael Días Fallín, Mi querido amigo, maestro y compañero de mil batallas musicales había dejado el reino de este mundo y estoy empezando a recordar.
Quiero hablar de ellos.
De mis queridos Lalo Perez y Fallín.
Tocar con ellos era acceder al cielo sonoro de Los Wailers, Hendrix, Floyd, etc… Cuando menos lo esperabas la sonoridad del ensamble tocaba sin atajos el corazón nuestro y de quien tuviéramos enfrente. Así es tocar con maestros… Sin maquillaje, sin mentira ni poses. No hacía falta.
Continuará…
Akumal
Julio, 2022
Carlos E. Hurtado Chak