Por Jéssica García
MÉRIDA, MX.- Luego de que se volviera viral en redes el hashtag #SearsNoEntiende, debido a la campaña publicitaria que fue criticada por mostrar en un mismo cuadro a una joven modelo posando junto a una vendedora indígena, en Yucatán ha sido posible detectar casos similares de racismo latente en la publicidad de diversos negocios.
Sobre las calles 62 con 57, en el Centro Histórico de Mérida, hay un restaurante en el que dentro de la decoración y ambientación del lugar se incluye a mujeres vestidas con hipiles que, sentadas junto a un comal, preparan tortillas a mano para que los comensales puedan probar el sabor de la cultura maya.
El restaurante es uno de los más conocidos en la ciudad, incluso es de los atractivos turísticos para visitantes nacionales e internacionales y esa experiencia que ofrece muchos la agradecen con fotografías para el “recuerdo” de haber estado en Yucatán.
Sin embargo, no es el único caso que se identifica en el estado que la identidad maya y sus costumbres se colocan en posición de servidumbre, y es que hay un hotel en el que, como parte de su estrategia de mercadotecnia, difunde imágenes en las que una mujer con vestimenta tradicional es la que atiende a los huéspedes con masajes en los hombros o en los pies.
Al respecto, Eugenia Iturriaga Acevedo, profesora investigadora de la Unidad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), explicó que se trata de una línea muy fina, puesto que no es lo mismo racismo manifiesto y racismo latente.
“Un racismo manifiesto es muy directo, cuando ridiculizan a alguien, hacen chistes misóginos o humillan, pero en los casos como en las fotos donde las personas están prestando un servicio con vestimenta tradicional, es un racismo latente, puesto que no queda explícito el mensaje”, señaló.
Sobre estos casos, la especialista en temas de discriminación y racismo dijo que es altamente probable que los dueños de los hoteles o negocios y los fotógrafos no perciban que lo que están exponiendo tiene un mensaje racista y tampoco lo hacen con la intención de propagar una publicidad discriminatoria.
“Estoy segura que no es la intención; sin embargo, lo que sucede con la foto es que lo que hoy se vende es la ‘Península de Yucatán’ y lo que se vende en sí es la región y la cultura maya, pero se expone como lo exótico, lo ancestral, lo hecho con manos ancestrales y procuran ligar lo que se vende al origen, no obstante, el mostrar a las personas en posición de servidumbre es perpetuar el mensaje de que el pueblo maya tiene que servir siempre”, puntualizó.
En este sentido, Iturriaga Acevedo refirió que se trata de una estrategia de marketing ya naturalizada.
“Es un racismo que no se ve, una forma de perpetuar estereotipos porque, precisamente, la repetición de imágenes es lo que hace que las personas lo vayan naturalizando y viendo como obvio”, agregó.
Se trata de un racismo que no es burdo ni directo y es que con la comercialización de la cultura maya se crean productos y servicios para ganar mercado.
“Es como vender lo exótico todo el tiempo y hoy en día todo lo maya está a la venta”, dijo Iturriaga.
Asimismo, agregó que no se trata de un fenómeno que sólo suceda en Yucatán sino en todos los estados en donde hay presencia de población indígena, además, dejó en claro que este tipo de racismo no afecta directamente a las personas, puesto que es casi seguro que se trate de personas trabajadoras que cuentan con el pago puntual en sus centros laborales y que están satisfechas con lo que hacen.
Hay que recordar que Yucatán se encuentra entre las primeras 10 entidades con mayor índice de discriminación y en orden de ascendencia las principales razones son por ser persona homosexual, lesbiana o bisexual, pobre, apariencia en la vestimenta, ser persona con discapacidad, ser indígena, hablar maya, entre otras.
Además, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017, el 21% de la población yucateca de 18 años y más afirmó haberse sentido discriminada ya sea en la calle, la escuela o el trabajo.