Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
No se entiende por qué Estefanía Mercado insiste en estar en campaña, a pesar de su rutilante triunfo con una diferencia de 20 puntos.
Peor aún, al intentar legitimarse “moralmente” con encuentros y reuniones, la verdi-morenista intentó subirse a la ola de Beryl y se asumió como una especie de “autoridad” frente al meteoro.
Quizá todavía esté en la rueda de hámster de la competencia electoral, pero también se involucró en labores que corresponden al Gobierno del estado, asumiendo una suerte de cuarto mando frente a la contingencia.
Una cosa es haber “ganado” las elecciones y otra es gobernar un municipio como Solidaridad.
Como se evidenció en el episodio protagonizado por la expanista con Beryl, no se puede gobernar basándose en ocurrencias y mucho menos solo para ganar reflectores.
Que los playenses tengan mucha suerte con Estefanía… la van a necesitar.