Por Benito Sulub
Apenas hace menos de un sexenio, en José María Morelos abundaban, para tiempos de lluvia, dos cosas: los “cuclines” y los priístas. Era dos ejércitos: uno de coleópteros, y otro de tricolores que juraban defender, contra viento y marea, al priísmo borgista. Hoy abundan solamente los coleópteros, pero de los segundos ya no queda más que sus costumbres corruptas y su largo estado parasitario que solo viven de la política porque no saben hacer más cosa, salvo modificar, como los camaleones, la piel de su color: ahora todos son verdes, pero aquí el verde no significa vida sino un retroceso antidemocrático.
En José María Morelos, cinco familias –de apellidos Flotas, Pérez y Parra- han gobernado durante casi cincuenta años este municipio de la zona maya, un municipio con altas desigualdades de todo cuño, amplificadas por estas cinco familiares que viven casi si fueran jeques selváticos. Con la primera debacle que tuvieron en el 2016 contra el “joaquinismo”, los priístas morelenses vivieron por primera vez la orfandad del poder, ya no los cobijaba sus tratos con el gobernante en turno, pero aún tuvieron fuerzas para parapetarse tres años más en el poder, y uno, Pedro Pérez, no solo fue secretario del joaquinismo, también fue diputado y tuvo el billete –porque no hay otra cosa que justifique esa anómala situación-de poner a su esposa y gobernar detrás del trono y quererla reelegirla una vez aunque la fuerza amloísta no dio para el milagro de otros tres años de gobernar con las patas a este municipio. En José María Morelos, todos saben que el verdadero dueño de una mansión que fue construida en el trienio de Sofía Alcocer (2019-2021), no es de la ex edil sino de su pareja. ¿Puede un diputado justificar la construcción de una mansión insultantemente de lujo en medio de un páramo cuasi desolado, a las afueras de la cabecera de José María Morelos? No lo sé.
Fue en el 2018 cuando, con el triunfo de AMLO en las elecciones federales, las cosas comenzaron a preocupar seriamente a las mafilias casta-divinas de esta comarca repleta de priístas: el triunfo de AMLO representaría el meteorito no solo para extinguir a los priístas morelenses, sino a nivel estatal, y ahora federal. Asistimos a los últimos días del priismo, pero estos tal vez insisten en regresar sin empacho. Nada se extingue por completo. Hoy, esas familias priístas morelenses, ya hacen política en otro partido, el Verde, que les abrió las puertas porque incluso los cartuchos políticos que están requemadísimos y que no tienen más que el valor de la resta, el Verde se ha atrevido a reutilizarlos, pues para algo servirán sus carteras abultadas. Es decir, no descarto que los poderositos de la selva maya, con harto dinero, compren incluso franquicias y derechos de piso en este partido del Niño Verde que no representa ninguna postura social –y ya no digo ecológica porque eso es un chiste- más que el interés por el poder y las bondades que contiene.
El Dream Team de los Verdes en José María Morelos: más de lo mismo
Hace apenas dos años, en la puja para elegir candidato a la presidencia municipal, la facción de los Pérez –incluyendo su achichincle, Luis Carrillo- intentó abrir brecha mediante el partido Verde y hasta en el PT morelense cabildearon. Esto, desde luego, tuvo una respuesta de Morena de José María Morelos al decir que “mejor vamos solos”, ni con los Verdes donde abundaban los Flota (vástagos de Cirilo Flota, unos de esos cartuchos quemados del pasado autoritario priísta), ni con el PT donde relamía su llegada el hermano del diputado. Se fueron solos los morenos de José María Morelos, cerraron filas con el rebelde Erik Borges Yam, y solos ganaron la partida a unos desfondados Verdes y petistas. Aquí, en la zona maya de José María Morelos, la plaga verde solo se queda en unas cuantas aviesas estructuras, lo que dejó el reflujo y la salida del priísmo y el joaquinismo –que jamás se consolidó- en esta zona. No pueden decir los verdes, que sean ni segunda fuerza, y tampoco la quinta, cuando José María Morelos y Carrillo Puerto se han convertido en un bastión del morenismo.
Pero los obsesionados con el poder y las regalías del poder, insisten en hacer el boquete al morenismo, para poco a poco ir diseminando sus posiciones. Apenas hace unas semanas, Francisco Elizondo Garrido, Delegado Nacional del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y ex director de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en el Estado, nombró al diputado local Pedro Enrique Pérez Díaz como Coordinador Estatal de Vinculación Agropecuaria en Quintana Roo. ¿El diputado Pérez, que hizo toda su carrera en el tricolor, y que luego hizo el enroque con el “joaquinismo”, es ahora verdista? Mañana saldrá a decir, tal vez, que la lucha del Amloísmo o del próximo presidente federal de Morena, es la lucha del aún diputado. Verde para creer. Pero resulta que en el Verde de José María Morelos, hay otra familia, de apellido Flota, que en tiempos de Borge, decían que de ellos saldrían dos presidentes municipales seguidos, porque Borge era el amigo cercano de Alejandrito. Con esa jactancia. La gente de Morelos, la gente de a pie, ya los conocen. Y en el Verde de José María Morelos, además, está un personaje menor. Luis Carrillo, que hace talacha política de primerizo pero que siempre ha vivido de su cercanía con los caciques de José María Morelos, es decir, de su cercanía con su jefe, Pedro Pérez, que ahora está en su mismo partido, y que se toman fotos con la candidata de Morena –aunque estos digan que es “la candidata del Verde”, repitiendo hasta la naúsea esa media verdad para hacerlas creer a sus huestes- y que dicen que representan los intereses de la 4t en estas tierras de la zona maya. Su último trato que tuvo con ellos fue cuando le cedieron la malograda Expomor 2020 por el gobierno municipal de ese entonces. Ese es el “dream team” de los Verdes de José María que no representan más que los intereses personales y familiares, eso no hay que discutirlo. Y como en Morena-José María Morelos no pasan estos clanes sarmentosos y parasitarios, enfilan sus baterías a dorarle la píldora a como money-diera lugar, a los delegados estatales del Verde en Quintana Roo, es decir, a tratar los asuntos de un municipio de la zona maya en la Torre Emerald de Cancún. Esa política parasitaria no representa, en ningún matiz, los intereses populares que la 4T dice representar.
El único jefe del Morenismo en José María Morelos
A todo esto, en una entrevista que le hiciera hace unas semanas al presidente Erik Borges, quería saber su opinión sobre estos cartuchos quemados que le hacen mitines por separado a Mara Lezama y mienten falazmente al decir que representan los intereses de la 4t en este municipio. El Rebelde me dijo que estos personajes son las clásicas aves de carroña, los zopilotes que siempre vuelan en busca de la pitanza del erario, de los puestos clave, de los diezmos necesarios, de las cuentas poco claras. A José María Morelos, me dijo, le costó mucho, demasiado tiempo, sacarlos a patadas de la presidencia donde se habían enquistado –había una de estas Flota cuyo sueldo neto era un robo en despoblado-, enconchado, metidas muy profundas sus raíces corruptas, inmovilizando el desarrollo del municipio. Apenas ayer domingo 16 de mayo, el presidente Borges Yam aclaró que las demandas contra los ex funcionarios siguen su curso y señaló que su administración fue la primera en obtener el consentimiento para una investigación por parte del Tribunal Administrativo. Existe, desde luego, un malestar social que tiene que ser respondido, me señaló. Borges Yam, me señaló que él tiene la camisa 100 por ciento guinda, y que no pueden compararlo con estos caciques que solo saben medrar a costa del pueblo:
“Yo solo me debo al pueblo de José María Morelos, esta lucha se ha fortalecido con la base del pueblo, y no permitiré que los caciques regresen al poder como ellos rumoran, porque mi trabajo en estos momentos está volcado por completo a las comunidades, ahí está la fortaleza de esta lucha, en el desarrollo de las comunidades que durante muchas décadas estos personajes carroñeros habían olvidado para darse la gran vida. Quiero deslindarme de estos grupos del Verde y demás, que quieren el poder únicamente para servirse ellos. Yo traigo la camiseta guinda y con la candidata Mara Lezama, por eso alerto desde la zona maya para desenmascarar a estos grupos que piensan que la política sigue siendo la misma. Se les acabó”.
Borges habla decidido, es un hombre del campo, tiene una clarividencia de las cosas que pocos cuentan. A pulso firme se ha ganado el derecho de que se le considere como el jefe del morenismo en José María Morelos.