Gilberto Avilez Tax
Después de la muerte de don Víctor Cervera Pacheco, ocurrido el 18 de agosto de 2004, Yucatán pasaría de ser gobernado por el primer sexenio de los panistas con Patricio Patrón Laviada, a perder estos últimos el poder con la sobrina del anterior caudillo regional, Ivonne Ortega y Pacheco. Al término del escandaloso mandato de esta última, un grupo político priista que creció bajo la sombra del último periodo de gobierno de Cervera Pacheco, tomaría el poder.
Este grupo lo encabezaba Rolando Zapata Bello, un político que era considerado “el mapache electoral” por antonomasia continuador del Cerverato, el más ducho para forzar a como diera lugar las elecciones a favor de su partido. Con él estarían personajes que hoy forman parte de la herencia maldita de las gubernaturas en tiempos de Peña Nieto, como Víctor Caballero Durán, con una considerable influencia con la hoy Senadora Verónica Camino Farjat, considerado como su “padrino”. En el 2018, ambos políticos hicieron campaña juntos, uno por la esquiva –para los priístas- alcaldía de Mérida, y otra coreando en las plazas públicas por el neoliberal priísta José Antonio Meade Kuribreña para la presidencia nacional. Caballero Durán perdería desastrosamente frente al panista Renán Barrera Concha, y Camino Farjat simplemente nadaría de muertito, apoyada por el fuerte trabajo y popularidad del “Gordo Marín” al interior del estado.
Las buenas migas de Camino Farjat con Caballero Durán y el ex gobernador Rolando Zapata Bello, se remontaban hasta su madre, Verónica Farjat de Sánchez, que fuera presidenta municipal de Tizimín y diputada local en el tiempo de que se dio el famoso “desacato” yucateco al TRIFE, es decir, a la federación panista. Verónica Farjat, junto con Rolando Zapata Bello y Liborio Vidal Aguilar, fueron los mozos de estoques de don “Víctor” para que el pleno de la LV legislatura del Congreso del estado de Yucatán, hiciera repetir en sus puestos a un Consejo Electoral proveniente del Cerverato, mediante un deleznable Decreto, el número 286. El TRIFE invalidó esta aviesa imposición antidemocrática y pidió que se eligiera un nuevo Consejo Electoral Estatal. El pleno del Congreso local, plagado de priístas, se opuso, y esto se conoció como el “Desacato a la federación”, situación que duró meses, del 31 de agosto de 2000 al 9 de abril de 2001, cuando la federación se impuso.
El Grupo de Rolando Zapata Bello es fresco y tiene sobrados recursos, apenas hace unos cuatro años dejaron el poder, y como tal, tienen estructura suficiente en todos los municipios donde el priismo deslavado y en picada, ha pasado por una transfiguración vivificadora: perdiéndolo todo en el 2018 (Presidencia, gubernatura y al borde de la extinción actual), los tricolores se refugiarían en el Partido Verde, pero a partir de ahora ya no solo mirarán de lejos a Morena Yucatán: ya tienen luz verde para su entrada a los nuevos Consejos municipales debido al cambio del Consejo Estatal bajo la representatividad de Alpha Tavera Escalante, política cercana a Liborio Vidal, íntimo de Zapata Bello, y que juega a dos bandas, como el mismo ex gobernador, en pos del 2024. Y es que desde 2021, todas las voces del “morenismo puro”, de algunos medios de comunicación y las filtraciones de información, dieron por hecho el pacto suscrito en lo oscurito, en el café, y al más viejo estilo de la política corrupta que prefiere los acuerdos cupulares (porque en eso se ha convertido Morena, una calca perfecta de lo que fue el priísmo en sus tiempos de gloria), de Mario Delgado y Rolando Zapata Bello, para la compra-venta de la franquicia morenista yucateca a estos “políticos profesionales” yucatecos.
Además de la relación filial con Zapata Bello y hasta con el mismo Liborio Vidal –pues su madre, tizimileña, no se sustrae de la fuerte presencia caciquil en el oriente del “amigo Libo”-, Verónica Camino Farjat tuvo sus primeros cargos públicos y legislativos en tiempos del “Rolandismo”, y fue el ex gobernador el que pujó por ella para ponerla como segunda fórmula para la Senaduría en el 2018. Su imposición como candidata morenista a la presidencia de Mérida en el 2021 –en el que, dicho sea de paso, hizo bajar el porcentaje de votos que habían obtenido los morenos tres años atrás- dependió de ese grupo local y sus acuerdos con Delgado.
Centavitos de la corrupción, en Morena Yucatán
Ese mismo 2021, por medio de una inexplicable imposición de la Dirigencia Nacional de Morena (Mario Delgado y Citllalli Hernández), un “rolandista” con un negrísimo historial en triquiñuelas electorales y otros mapacheos, José Orlando Pérez Moguel, “el Centavito”, cercano a Camino Farjat, se convirtió en representante de Morena-Yucatán ante el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPAC). El “Centavito” antes había sido enviado por Rolando Zapata al Partido Verde, donde hizo un chiqueral. Su cargo como representante electoral de los morenistas yucatecos generó, desde luego, repugnancia entre los morenistas “puros”, que veían una manifiesta irracionalidad de la dirigencia estatal, que violentaba sus principios democráticos y de izquierda, una vez más. Al saber cómo el níquel corrupto del Centavito pasaba por encima de su dirigencia estatal, en Twitter, el hoy desterrado del Morenismo, Mario Mex Albornoz, un fantasma solitario que nunca tuvo vocación por defender la poca dignidad que se pueda tener en un partido demasiado centralista, a-liberal, autoritario y pragmático hasta la náusea, como siempre lo ha sido Morena, lanzó una serie de jeremiadas que hoy vemos más que ciertas para el caso yucateco:
“Morena Yucatán está bajo ataque…Las bases y simpatizantes se sienten agraviadas y confundidas por esta designación que viola abiertamente la institucionalidad al pasar por encima del Comité Directivo Estatal y pone en mano de políticos mercenarios información privilegiada del partido en Yucatán”.
Hoy, el ataque ha cesado. Mario Mex, que de facto no dirigía nada desde 2018 en que primero aceptó la llegada de prianistas como Huacho Díaz Mena, y compadreó con los nuevos ricos como Rogerio Castro, fue un factor más de claudicación del partido, que comenzaría a aislar y excluir al morenismo de base, a los “puros”. La imposición de una nueva dirigencia estatal de Morena en este 2022, donde para elegir consejeros estatales se acudió a una serie de rapiñas, ratón loco, carrusel, embarazo de urnas, compra venta, acarreos, tortas de cochinita y “friolín”; marca el inicio del cese al fuego. Ya entraron los bárbaros. Morena Yucatán no fue empresa difícil para los rolandistas, porque no es un partido en sí con estatutos claros y reglas democráticas precisas. Es un “movimiento”, y más que movimiento, una marejada, una flatulencia.
La nueva dirigencia estatal morenista yucateca
Lo que hoy sucede con la dirigencia estatal de Morena es, por supuesto, de cara a 2024. Un comentarista de la política yucateca, me ha señalado recientemente que la elección de la profesora Alpha Tavera al frente de Morena en Yucatán, puede verse como un “consenso” entre las corrientes locales morenistas, o más bien, los intereses personales que se tiene para obtener la candidatura, pero su elección no marca ninguna carta personal, incluida Camino Farjat.
Entendemos, por supuesto, que el poder del Senador tabasqueño Ovidio Peralta, representante del CEN de Morena en Yucatán desde 2021 y que presentó como candidata de ese partido a la presidencia de Mérida a Camino Farjat ante la rechifla generalizada de “las bases”, proviene de Delgado, pero en Yucatán nunca la política local se ha movido con base a lo que diga el centro. Es imposible que exista una figura política en Yucatán como “el niño Verde” en Quintana Roo, que ha domeñado y traído a su redil a media fauna política tropical, incluido a un bullanguero y más que otoñal, deslenguado ex gobernador chetumaleño. Contrario a muchos, yo no veo fuerza de “el malo Ovidio”, y la fuerza que pueda tener Camino Farjat proviene de esa estructura de poder que la secunda tras bambalinas y que pacta directo con Delgado y que ya tienen posiciones de peso en ese partido, incluido en temas tan extraños como la formación política de las bases morenistas, con un conocido rabanito de la “intelligentsia” yucateca en tiempos de Rolando.
Libo le apuesta a todas las canicas
“Si Camino Farjat no pudo con Mérida, muy difícil que pueda con el estado”. Y es que Camino Farjat es rechazada por ese morenismo puro que cree en las letanías y el credo de AMLO. Si la ponen a competir con Renán Barrera Concha –quien ha sido tres veces presidente de Mérida y que le ganó por arrastre en el 2021, a ella y al “Gordito Marín-, ella resulta el rival más débil. Y aquí entraría un elemento disruptor para los neo-morenos yucatecos “rolandistas”: ¿qué hacer con el “amigo Libo” si Libo es por pura casualidad el candidato del panismo para 2024? Tal vez esto no lo quiera el gobernador Vila, pues la presencia de Libo como candidato panista con fuerte posibilidad de ganar la elección pudiera poner en aprietos a futuro los seguros consensos que guarda con el presidente: no entrometerse en la elección, no dar maniobra y cobijo a un candidato panista (y es por eso que escamotea decidirse por Barrera Concha), y retirarse seguro del poder. Sería el fin de los neo-morenos si Libo obtuviera esa hipotética candidatura panista. Pero Libo solo hace saltos al vacío si existe una red abajo. Y es que el “carismático” político vallisoletano se dice amigo personal de López Obrador, pues, como sabemos, también ha estado en el PRD cuando AMLO no se había ido de ese partido.
Liborio Vidal Aguilar es un personaje que domina el oriente, que se ramifica en el sur, y tiene tentáculos en todos los partidos. Hoy lo vemos como panista, pero no se descarte su ADN camaleónico que le dobla en mañas y colmillo a la “ex” bebesauria” de Tizimín. La única figura política del nivel del mapacheo político de “Libo” es “Rolo”, pero Rolo ya no puede tener otra segunda parte, y Rolo es amigo y “cerverista” de vieja data como Libo. En las mafias políticas, los pactos y acuerdos se cumplen, aunque los años ya pasen. A Libo “ya le toca”.
La misma flamante y nueva dirigente estatal de Morena en Yucatán, Alpha Tavera, creció bajo la sombra de Libo. Un hermano de Tavera, ocupó la presidencia de la Cámara de Comercio gracias al comerciante político. Tavera fue una lideresa de maestros que traía una inconformidad a partir del movimiento magisterial. En una visita de Zapata Bello a Valladolid como gobernador, Libo se la presenta. Como alcaldesa de Valladolid de 2015 a 2018, llevó excelentes relaciones con Zapata Bello. Libo tiene tentáculos en Morena, al igual que Zapata Bello. Saben que para ganar en Yucatán, no basta con la influencia del Presidente, lo vimos en el 2021: se necesita estructura, y ambos la tienen. Si el panismo yucateco no le da la candidatura a Vidal –y no se la dará- desde aquí no descartamos que, si no cuaja (y no está cuajando) el plan A (Camino Farjat), vendrá entonces un potente Plan B con el político vallisoletano. Libo le apuesta a todas las canicas: gana Rolo, gana Vila, y gana el Presidente con su candidatura.