Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
Llegó el día. Después de soportar el bombardeo de millones de mensajes, promocionales, durante meses -algunos analistas mencionan que durante casi 5 años- en redes sociales, prensa, escrita y electrónica, TV, mítines, reuniones vecinales, comentarios de boca a boca, etc., llegó la cita del 2 de junio.
Como muchas personas, llegué temprano, a las 7:30 am, al punto donde se ubica mi casilla; sección 364. Ya había unas 50 personas haciendo fila frente a la reja de la escuela. Poco a poco fueron llegando muchas más, la cola se hizo larga y en la puerta se amontonó gente sin hacer cola.
Como a las 8:10 pasó una persona con un chaleco del IEQRoo, le preguntamos a qué hora abrirán, respondió “muy pronto”. La persona a mi lado dijo que a las 9 o a las 10 abrirían, “como sucede cada votación”. Es decir, la noción de no respeto a la hora oficial de apertura de casillas ya se ha normalizado, entre funcionarios y habitantes. Sin embargo muchos nos dimos cita para cumplir con nuestra obligación ciudadana antes de que se “caliente el sol”.
Después de olas de gritos pidiendo que abran la casilla, lo hicieron poco después de las 9:00 am. Muchos, demasiados, se arremolinaron en la entrada tratado de llegar primero a cada subsección, sin respetar la cola. No había autoridad para manejar la situación. El sol ya estaba fuerte.
Entramos, se habían habilitado no menos de 4 salones donde se distribuyó el total de la sección organizado por apellidos, con un letrero pequeño que no se alcanzaba a ver. No solo eso, sino que para los apellidos que inician con P, pusieron mal los letreros; otra fuente de confusión.
Al entrar le pregunté a una funcionaria que portaba chaleco del INE ¿Por qué no abrieron a las 8? Su respuesta fue interesante, palabras más, palabras menos: “porque abrir la casilla implica el tiempo para organizarla”. Ella estaba tratando de resolver problemas. Al terminar de votar la vi otra vez y le comenté: si la casilla se abre a las 8:00 e inicia con la preparación, ¿por qué en otros lugares del estado abrieron antes de las 9:00? ¿Por qué en otros estados algunas casillas abrieron poco después de las 8:00? Parece que la conversación refleja como normalizamos culturalmente una situación.
Siguiendo el protocolo, en el recinto de votación me dieron las boletas respectivas, para presidencia de la república y la municipal, para senadores, diputados federales y locales.
En la soledad, relativamente hablando, del sitio para marcar las boletas, trascurrió un par de minutos para marcar mi voto. Enfrente a las boletas sentí el peso de la historia y de la responsabilidad ciudadana. Un ciudadano/a un voto, nada más. El conjunto de votos entre personas que no tienen comunicación en ese minuto arrojará una mayoría que conscientemente o no, decidirá el rumbo de nuestro país en los próximos 6 años.
Es ese minuto en el que una democracia se pone a disposición de su ciudadanía. ¿Cuántos de los votos realmente son el resultado de una reflexión personal y crítica, independientemente de su afinidad política? ¿Cuántos votos son por cooptación, presión, compra, y otras malas prácticas? El voto consciente evita que se normalicen, como se describió al principio sobre la puntualidad, las malas prácticas en materia de elecciones. Las malas prácticas nos condenan como sociedad al subdesarrollo y ganan, como en la irresponsabilidad de no hacer cola para votar, quienes se conducen con alevosía, abusando de un sistema que no propicia la correcta participación social.
Punto y aparte. Esta entrega fue escrita antes de saber el resultado final de las elecciones.
Es cuanto