Francisco J. Rosado May
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La zona centro de Quintana Roo vivió la semana pasada una manifestación durante la visita que hizo el Subsecretario de Educación Superior, Dr Luciano Concheiro, a la UIMQRoo (LJM 16/08/22). En el ITS de Felipe Carrillo Puerto, varios medios reportaron el 17 de agosto una manifestación de académicos (Cambio22 17/08/22). En ambos casos la manifestación fue respetuosa, sin afectar actividades académicas, lidereada por sindicalistas, señalando situaciones de inconformidad que van desde incumplimiento de prestaciones laborales, hasta corrupción. No fue la primera vez que se dieron a conocer las inconformidades, ya lo habían hecho en otros momentos y lugares.
¿Qué pasa en educación superior en el centro del estado?
Lo anterior se da en un contexto nacional que no hay que perder de vista. Por un lado, está la situación económica del país y el estado; por otro lado, el Presidente anunció el 15 de agosto el cambio de la titular de la Secretaría de Educación Pública. Ese mismo día La Jornada publicó la nota “Hace falta una reforma al interior de las universidades públicas: AMLO”. Tampoco hay que olvidar que a partir del 20 de abril 2021 tenemos una nueva Ley General de Educación Superior (LGES) en el país. Adicionalmente está el cambio de gobierno en Quintana Roo previsto para el 25 de septiembre 2022. Por los tiempos, parece que el gobierno actual de Q. Roo no tendrá tiempo para atender la nueva política federal, pero ¿tendrá tiempo para atender las demandas de las manifestaciones antes mencionadas?
Para entender y atender adecuada y exitosamente el cambio que se avecina en política de educación superior y las demandas correctas expresadas en las manifestaciones, se necesitan tres elementos indispensables.
- Que exista un clima laboral positivo en las instituciones;
- Que se revisen y actualicen los modelos educativos sin menoscabo de la excelencia que señala la LGES; y
- Que las personas en todos los cargos directivos de cada institución tengan el perfil, formación y experiencia necesarios. La falta de cualquiera de ellos garantiza fracaso.
Obviamente, el primer punto de clima laboral positivo no está presente en las instituciones señaladas. La UIMQRoo no tiene rector; desde hace muchos años tiene un encargado del despacho de rectoría sin formación académica sólida en educación superior ni en investigación científica. En el ITS-FCP el director ha terminado su periodo y no se ha hecho el nombramiento correspondiente. Es decir, el clima laboral favorable no es abonado por la autoridad correspondiente, ni en el cuidado de los nombramientos ni en la revisión de las inconformidades.
Con respecto al modelo educativo, hay la tendencia equivocada a la especialización temprana, prácticamente desde el primer día de clases. Esto ocasiona incremento de costos a través de crear más cursos, grupos, burocracia, etc., sin los recursos necesarios. Tampoco hay las condiciones para que los académicos puedan bajar recursos y que éstos se respeten.
Paradójicamente, en países desarrollados no hay esa especialización temprana; el equivalente a nuestra licenciatura en México es el bachillerato y nuestro bachillerato es equivalente a la secundaria en esos países. Parece que llegar tarde a los avances de la revolución industrial nos obligó a crear licenciaturas después de la educación media superior (ver artículo de R. Marsiske, 2006, en la revista RHEL, vol. 8) y a partir de ahí se fomentó la especialización temprana. ¿No nos dice algo esas diferencias en modelos? No se propone copiar el modelo de otros países, sino evitar el gran error de la especialización temprana, teniendo cursos de formación general por un año al menos.
El tercer punto corre el riesgo de que quienes ocupen cargos directivos en el nuevo gobierno lo hagan solo por favores políticos. Esto es garantía para el fracaso de educación superior, no solo en el centro de Q. Roo.
Ni Felipe Carrillo Puerto, ni José María Morelos, ni ningún otro municipio del estado se merecen que la educación superior no tenga la atención adecuada. Las condiciones actuales están prendiendo un foco amarillo, laboral y académicamente, que debería ser atendido por el nuevo gobierno con una visión diferente a la que actualmente predomina.
Es cuanto.