Las cosas parecen estar peor de lo que parecen en el Frente Amplio por México (FAM) en Quintana Roo.
La difícil situación de la alianza del PAN, PRI y PRD no sólo se reduce a la falta de liderazgos que aglutinan a todas y todos y de perfiles competitivos, sino que persisten viejas rencillas internas.
El PAN es el ariete del FAM en Quintana Roo, al ser el partido que tuvo la mejor votación de los tres del Frente en las elecciones de 2022.
Y la piedra en el zapato en el FAM, es el PAN, en donde la actual dirigente, Reyna Tamayo aún libra viejas batallas con Eduardo Martínez, uno de sus antecesores.
El problema es que la regidora no ha logrado disipar su aura guinda. Lo que parece que termina ocurriendo en el panismo de Tamayo es borrar cualquier tipo de distancia al modelo afín a Morena, que ha implantado la dirigente panista.
Y con un panismo sumergido en sus vendettas, la ruta del FAM se complica de más, en un panorama, en que no sólo está Morena y el Verde, sino también MC, que va por la revancha en Quintana Roo.