En la retórica festiva, se afirma que un informe es un acto de “rendición de cuentas”.
Pero para que sea una auténtica rendición de cuentas, hay elementos mínimos que deben aplicarse.
Lo óptimo es sostener un diálogo directo con los representantes populares, “de ida y vuelta”.
Pero, al menos, habría que escuchar en directo el posicionamiento de los diputados, sobre todo de la oposición.
Si solo se trata de pronunciar un discurso, pues solo es un discurso, no rendición de cuentas.