Por Jéssica García
MÉRIDA, MX.- Sobre el hombre que murió dentro de una patrulla de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Yucatán, la necropsia contratada por sus familiares reveló que murió ahogado en su propia sangre, presuntamente tras ser torturado por policías, mientras que la Fiscalía General del Estado (FGE) reveló que murió por broncoaspiración.
Sin embargo, el análisis realizado por el médico forense Wilbert Adolfo Pantoja Ávila, sí coincide con los resultados que emitió la FGE porque el detenido sí murió por broncoaspiración, pero no se especifica si fue a causa de vómito o sangre.
De acuerdo con los resultados que obtuvieron los familiares por su cuenta, el detenido fue golpeado con frecuencia en el rostro, los brazos y las piernas, incluso, el cráneo tenía huellas de golpes, por lo que tuvo lesiones internas en el cerebro.
Cabe señalar que hasta ahora no se ha entregado el cuerpo a los familiares, por lo que estos amenazan con cerrar calles de Progreso y del muelle fiscal, pues ya pasó una semana de su muerte.
Cabe recordar que laComisión de Derechos Humanos en Yucatán (Codhey)ha documentado en un periodo de 2007 a 2019, sólo 53 casos de torturas en el estado realizadas por la SSP.
Incluso, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), después de realizar visitas a 34 lugares de detención en el estado, emitió el informe del Mecanismo Nacional de Prevención de Tortura, resaltando la poca capacitación del personal en las agencias del Ministerio Público para prevenir actos de tortura.
Aunque desde 2003 existe una ley estatal para prevenir y sancionar la tortura, cuando surgen casos de este tipo no se les da seguimiento y la SSP los niega.
Dentro de las recomendaciones que ha hecho la Codhey a la SSP, algunas son derivadas del empleo arbitrario de la fuerza pública, el abuso de autoridad, detenciones arbitrarias, incomunicación, intimidación, actos de tortura, cateos y/o visitas domiciliarias ilegales.