Hugo Martoccia
A pesar del esfuerzo del Gobierno del Estado por marcar la agenda mediática, esta semana que pasó los temas que manejaron esa agenda están fuera del alcance del oficialismo (por acción y por omisión) y empiezan a señalar los inminentes costos políticos que deberá pagar la gobernadora Mara Lezama.
Por ejemplo, el conflicto de Uber con los taxistas explotó con toda la violencia de la que son capaces estos últimos. Ese tema fue tendencia nacional en Twitter; la Feria de Turismo en Madrid, FITUR, a donde se fueron casi todos los actores políticos locales y se dirigió todo el esfuerzo de comunicación, no lo fue.
Nadie sabe qué pasó allí, en ese recinto tan lejano e inaccesible para el común de los quintanarroenses. Pero todos saben que las calles son territorio de un poder fáctico que tiene sometido al Estado y no permite que la gente tenga un transporte de calidad.
Y Uber no es el único problema. La salida de Aguakan es una orden que dieron los ciudadanos el pasado 5 de junio, pero que nadie en el Gobierno quiere resolver. Todas las idas y vueltas sobre ese tema conducen a lo mismo: la decisión es traicionar a esos ciudadanos que están hartos de una empresa depredadora e insostenible que se lleva muy bien con el poder en turno. Hasta ahora, todo apunta a que Aguakan se va a quedar, pase lo que pase.
A este combo de errores hay que sumar la defensa insólita (o quizá simplemente lógica) de la Secretaria de Gobierno, Cristina Torres, y la contralora, Reyna Arceo, al gobierno de Carlos Joaquín. Ambas dicen que aún no se puede hablar de las irregularidades que dejó esa administración irresponsable, mediocre y corrupta.
Según ellas, los tiempos jurídicos lo impiden. No es cierto. Pero más allá de eso, los tiempos políticos (que son inapelables para los ciudadanos) exigen que Mara le diga a la gente que ella no es igual que Carlos Joaquín. Todos saben que al ex gobernador no se le puede hacer nada (su protección por parte de AMLO es un insulto a los quintanarroenses, que tarde o temprano deberá discutirse) pero… ¿Todas las corruptelas de sus funcionarios deben ser perdonadas?. Parece que sí.
Se suponía que no iba a ser así. Pero mientras los cuatro Jinetes del Apocalipsis continúen en el poder (el Fiscal, El Auditor, la Fiscal Anticorrupción y el titular de Tribunal de Justicia Administrativa; todos empleados de Carlos Joaquín) el ex gobernador no sólo está protegido, sino que tiene gran parte del Estado en su poder.
Guste o no, Mara aún no es dueña de todo su Gobierno mientras esa gente esté ahí.
UBER
Las imágenes de taxistas atacando Ubers han dado vueltas a México y el mundo. Medios como Reforma y López Dóriga hablaron directamente de una mafia que controla las calles del Estado. Y así se vio en todo el país. Quintana Roo volvió a dar a muestras de ingobernabilidad, sólo que ahora bajo otra administración. Una administración, vale decirlo, que estaba en España.
Pero era lógico que esto sucediera. Si la Secretaria de gobierno y el titular del Instituto de Movilidad dicen que los Ubers son ilegales (en un acto de enorme irresponsabilidad política) es como darle un cheque en blanco al Sindicato de Taxistas para que salga a perseguir a los choferes de Uber. Y eso hicieron.
De Rodrigo Alcázar (Imoveqroo) no se puede decir mucho; su función siempre fue mantener contentos a los sindicatos de taxistas; es un funcionario menor y ya decididamente prescindible. Pero ese proceder es impropio para una persona con la estatura política de Cristina Torres, de Segob. Sostener con argumentos tan endebles la ilegalidad de Uber (no hay un reglamento, dijo) cuando el transporte y la movilidad son una anarquía absoluta en el estado, es de novatos, no de alguien que quiere tener un futuro político.
Pero no es un problema sólo de Cristina. Se trata, en realidad, de un Gobierno que ha perdido el mensaje. ¿Alguien escuchó a Mara hablar de Uber?. No. No habla de Uber, que interesa a todos; habla de FITUR, que nadie sabe qué significa. ¿Por qué el Gobierno simplemente no explica lo que quiere del transporte? ¿Por qué no dice cómo regularía Uber? Regular Uber es válido, porque no es justo que un sistema privado rompa el transporte público. Pero nadie va a decir eso. Simplemente porque no hay plan. Hay intereses, y nada más.
El war room de Mara parece trabajar pensando que la cresta de la ola política en la que están hoy, que es ya la resaca del “bono democrático”, será para siempre. Ni siquiera se han dado cuenta de que los costos políticos están a la vuelta de la esquina.
¿Cómo se traduce esto en la vida real? ¿Qué van a hacer con Uber? Nada. Entregar la calle a los taxistas y esperar que la sociedad soporte eso porque Mara es popular y es de la 4T. Ese es el plan.
Si la gobernadora acepta eso, ha comenzado muy rápido su suicidio político.
AGUAKAN
Lo de la concesionaria del agua tiene el mismo grado de improvisación. Mara tenía la idea de cumplir la consulta popular y sacar a la empresa del estado. Pero parece que ya cambió de idea.
Ahora, la instrucción que baja a todos los medios de comunicación es decir que es imposible sacar a Aguakan porque Capa no puede hacerse cargo del servicio. Falso. Cualquiera puede hacerse cargo del servicio si factura 3 mil millones de pesos al año.
Pero el objetivo ahora es dilatar la resolución del tema en tribunales diversos; confundirlo, venderlo como imposible, y al final decir que Aguakan no se va a ir y va a realizar una “inversión histórica” en el estado.
¿Escuchó el ciudadano eso alguna vez? Seguro que sí. Y le van a estar mintiendo otra vez. Otro fracaso inminente que se convertirá más temprano que tarde en un enorme costo político.
CARLOS JOAQUÍN
Una digresión interesante es que en el tema Aguakan otra vez aparece Carlos Joaquín. Mara tiene en sus manos el conflicto de Aguakan, porque en el momento en que podía pararse este tema, en el Ieqroo, su socio político, Carlos Joaquín, no lo hizo, y lo dejó correr. El ex gobernador controlaba el Ieqroo de manera total. No quiso ayudar a su aliada.
¿Por qué hizo eso? Simple; para debilitar a Mara. Uno de los más cercanos colaboradores de Mara decía tiempo atrás: “Mientras peor le vaya a ella en el Gobierno, mejor va a estar Carlos, porque él debe compararse con ella”. Esa es una verdad política vieja como la historia. Los únicos que no la entienden son los del war room de Mara, que siguen defendiendo a Carlos.
Quizá por eso la administración actual se parece cada día más a la anterior. Y ese es un “éxito” absoluto del marismo irreflexivo y acrítico, que parece hoy el único marismo posible.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Desde el año 2018, México vive un tiempo político extraño, en donde hay una figura, Andrés Manuel López Obrador, que parece inexpugnable. El Presidente es un hombre que parece absorber o esquivar todos los golpes a su alrededor, e incluso protege de los golpes a sus aliados.
Mara Lezama está en la etapa en la que el Presidente la protege, pero lo lógico es que eso tenga fecha de caducidad. Aquí se abordaron temas que se van a complicar. Todos esos temas empiezan a marcar la línea de los futuros costos políticos que deberá pagar la gobernadora. Pero a nadie interesan. Mara es invencible, dice ellos.
La realidad, sin embargo, es que cuando se vaya AMLO, Mara deberá explicar porqué se mantiene Aguakan, porque no está Uber en las calles, y porqué aún el impresentable Carlos Joaquín maneja medio gobierno. Y no sabrá cómo explicarlo.
¿Qué hacen en su entorno al respecto? Nada. El gobierno de Mara Lezama parece que lentamente va perdiendo el rumbo del mensaje y el discurso. ¿Cómo puede ser que la gobernadora no tenga una sola posición pública sobre estos temas, que son trascendentes en el estado?. No la tiene. Todos estaban ocupados con FITUR.
Sería interesante ir a las colonias donde están los votos de la 4T y preguntar si alguien conoce FITUR, y, a la vez, que piensan del transporte público o de Aguakan o de Carlos Joaquín. Pero nadie lo va a hacer. Ya nadie “baja a las colonias”. Todo ha cambiado.
¿Qué presentarán este lunes en el Plan de Desarrollo 2022-2027? ¿Copiaron el de Carlos Joaquín? ¿O hablarán de los temas que a la gente le importan? ¿Habrá un mensaje coherente con la 4T? ¿O ya ni siquiera hace falta?.
Un dato interesante. El gran punto a favor que vendió el Gobierno de su trabajo en FITUR, fue que un grupo de hoteleros españoles (otra vez hoteleros españoles, como siempre) firmaron el Nuevo Acuerdo del Bienestar y Desarrollo. Todo muy bien. Pero sólo se lanza desde aquí un reto:
¿Alguien puede explicar en un breve párrafo qué significa ese Acuerdo?
No. No pueden. Esa es la realidad.