Se fue el Mando Único, pero no se sabe bien bien cuál es la estrategia para combatir la delincuencia en el estado.
Lo cierto es que la percepción de la inseguridad sigue igual o peor que cuando estaba el Mando Único, aquel invento del joaquinismo para poner a Alberto Capella al frente de todas las policías del estado.
Y esta percepción de inseguridad ha pasado a la indignación en Chetumal, por el “levantón” y asesinato del comerciante Cipriano Torres.
Hasta donde se ve la “estrategia” ha consistido en, primero, dar continuidad al frente de la Fiscalía General del Estado (FGE) a Óscar Montes de Oca, quien por cierto hizo una intensa campaña de relaciones públicas y mediáticas para seguir en el cargo.
Al mismo tiempo, se replicó la entrega de la Policía Preventiva a las fuerzas armadas, en este caso a la Marina con el Contraalmirante Rubén Oyarvide Pedrero, formalmente Secretario Estatal de Seguridad Pública.
Y el sello de la actual administración es fortalecer la mesa de seguridad, la cual preside José de la Peña, del PVEM, cuya experiencia ha pasado más por puestos legislativos que ejecutivos.
Sin omitir que persisten las direcciones municipales de seguridad pública.
Esta estrategia lleva seis meses y los resultados no parecen ser mejores que el experimento anterior.