Para los “machuchones” de los partidos políticos, electoralmente Quintana Roo no significa mucho en el contexto nacional.
Quizá, por eso, el presidente nacional el PAN, Marko Cortés, le importe poco el desastre que sigue ocurriendo con su partido en la entidad.
Los “pecados” de Marko van desde que volteó para el otro lado cuando el entonces gobernador Carlos Joaquín ya le guiñaba el ojo a Andrés Manuel López Obrador.
Tampoco, metió un pronunciamiento por la incorporación de Carlos Joaquín al gobierno de AMLO como embajador en Canadá.
Y, actualmente, Marko no reacciona ante la infiltración de Morena al PAN-QR.
Primero fueron los comités municipales y ayer fue colocada la cereza al pastel.
Ayer se definió, por la mala, una planilla de unidad, encabezada por la regidora con licencia, Reyna Tamayo, quien (para acabar pronto) en el Cabildo de Cancún se desempeñó como una integrante más de la bancada morenista.
Panistas ya le hicieron saber a Marko lo que está pasando, pero el líder albiazul ni los ve ni lo oye.
Marko está en lo suyo (qué quién sabe qué es) y ya se entiende porque en muchas partes del País, ya lo quieren fuera de la presidencia nacional el PAN.