Agustín Labrada
Cíber orishas es un reportaje escrito por José Antonio Callejo Anzures en torno a aparentes contradicciones entre prácticas tradicionales de santería cubana —en sus orígenes muy unidas a la naturaleza y ritos secretos— y la difusión de este entramado religioso en accesibles espacios de Internet.
En este libro, el periodista mexicano incluye conceptos, panoramas históricos, opiniones que recaba de diversas obras y artículos, y de entrevistas que hace el propio autor, quien suscribe sus ideas y deja abierto el sendero para ahondar en un tópico que trasciende los límites de Cuba y sus nexos con Nigeria.
Callejo describe los inicios de la santería, una de las principales formas religiosas cubanas con trasfondo africano, así como rituales y ceremonias, prohibiciones que han tenido que asumir los creyentes en distintas etapas históricas de la isla e influencias de esta religión en la música popular.
El principal conflicto que expone Callejo se manifiesta entre oficiantes y adeptos puristas, atados a la tradición, y babalaos y seguidores de la santería o regla de Ocha que asimilan, sin prejuicios, los cambios tecnológicos para darle cauce a su religiosidad sustentada en el panteón yoruba.
En este nuevo milenio, la Internet figura como una invención maravillosa como antes lo fueron la imprenta, el teléfono, la radio… y otras creaciones tecnológicas que volvieron más confortable y dinámica la vida humana, aunque también más dependiente y, en muchos casos, angustiosa.
La Internet, testimonia José Antonio, unida a la migración de muchos santeros, casi ha universalizado la práctica de la regla de Ocha y, al mismo tiempo, crea cierta desconfianza entre simpatizantes y creyentes, pues un acto que durante siglos se hizo en privacidad fluye ahora por el ciberespacio.
Todo ello es válido para la reflexión y dentro de ella uno se pregunta si acaso los tambores, usados para el diálogo hermético, no son también frutos de la tecnología, o las velas, los machetes afilados o las vasijas de cristal donde se vierten licores como lo son el correo electrónico y las páginas Web.
Con Internet, no sólo han dejado de ser interpersonales las consultas religiosas, sino también otras experiencias como el cortejo amoroso, los estudios. ciertas operaciones bancarias… No se encuentran los protagonistas frente a frente, pero los resultados se aproximan a lo que se espera de praxis ortodoxas.
Este reportaje constituye una indagación, donde estructuralmente se interrelacionan crónicas, entrevistas, anécdotas e informaciones múltiples; se sustenta en datos en su mayoría provenientes de materiales bibliográficos, y su hipótesis consiste en subrayar un fenómeno en apariencia exótico.
El también autor de De Cancún a Almoloya, el imperio roto de Mario Villanueva, fragmenta su libro, que antecede un prólogo del novelista Francisco López Sacha, en los capítulos: “De lo secreto a lo masivo”, “De lo primitivo a lo moderno”, “De lo íntimo al espectáculo” y “Del odio al amor”.
Además de la santería, Callejo Anzures hace comentarios menos profundos sobre otras religiones de raíces africanas, como ñañiguismo, palo monte y arará, y enfatiza la sublimación de las mismas en poemas, canciones, novelas, bailes, pinturas, cuentos, melodías… y otras variantes artísticas.
La influencia africana en la conformación de la música caribeña ha sido notoria, fundamentalmente en el esquema antifonal: solista y coro, y en las percusiones. La alianza de algunos toques y cantos antiguos con géneros musicales modernos ha generado piezas melódicas de ricas sonoridades.
La santería y otras religiones del pueblo cubano, durante mucho tiempo marginadas y mal entendidas, acrecientan su vigor y su hermoso misterio, y son parte indisoluble de una identidad. Cíber orishas asume entre sus páginas estos esplendores que se infiltran en numerosos países con su magia y con su ashé.
De alguna manera, el autor contribuye con este texto a divulgar —con ligeros matices didácticos y lenguaje periodístico— las características esenciales y la historia de la santería, religión cubana que, si bien tiene amplios y sólidos componentes de África, también incorpora elementos hispano católicos.
Si hoy al oprimir algunas teclas de una computadora nos conectamos con el tablero de Ifá, no nos debe alarmar. Los orishas están cerca de nosotros, abriéndonos este camino por donde, dice Nicolás Guillén: “Venimos juntos / desde muy lejos / jóvenes / viejos / negros y blancos / todo mezclado.”