Pese a que se trata de un lugar común, Cancún no para. Su dinámica es incontenible y la ciudad no acepta titubeos de sus autoridades.
Cada día hay nuevos problemas y los viejos, se hacen cada vez grandes y es más difícil de resolver.
Los presidentes municipales están sentados en una auténtica bomba de tiempo. No hay tiempo para vacilaciones. Muchas problemas son impostergables.
Pero, Ana Patricia Peralta aún da avisos de que es la presidente municipal.
No se conocen sus planes, tampoco sus propósitos ni sus intenciones.
Con base a su discurso de toma de protesta de hace seis semanas, Ana Paty sólo se comprometió a la continuidad. Y ¿de qué?
Pero, Cancún requiere más que continuidad.
La realidad, es que en muchas partes de la ciudad, a Ana Paty no la conocen. Ni siquiera saben quién es la alcaldesa relevista.
Lo que sí es determinante es que el inicio de la gestión peraltista ha sido incierto y hasta confuso y, desde ahora, se podrá establecer que la viabilidad de su gobierno está en entredicho.