Francisco J. Rosado May
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El título de esta entrega fue tomado del artículo de Pennisi, 27 agosto 2024, publicado en las noticias de la revista Science, título muy sugerente.
Pennisi adelanta en su artículo los resultados de una investigación publicada en la revista Agriculture, Ecosystems and Environment, vol. 372, de Grof-Tisza y colaboradores, el 15 de septiembre 2024.
El Ich kool, nombre Maya de la milpa, es un sistema de producción que ha demostrado una altísima resiliencia, por siglos. Por supuesto que ha atraído la atención de científicos interesados en encontrar no solo explicación de esa resiliencia sino como puede ser útil en nuestros días.
Se sabe que la práctica de cultivar maíz, frijol y calabaza juntos ha permanecido por siglos. Se sabe que el frijol fija nitrógeno que aprovecha el maíz, y éste ofrece soporte para el crecimiento del frijol y la calabaza cubre el suelo para evitar el crecimiento de hierbas. Pero los científicos han considerado que estas propiedades de las tres hermanas, como se conoce a la asociación maíz, frijol, calabaza, no son lo único. El proceso de coevolución y adaptación de estas especies debe tener otras propiedades.
El artículo de Grof-Tisza y colaboradores atrajo la atención de los científicos reunidos en el Congreso Anual de la Sociedad de Ecología de los Estados Unidos, este año en Los Ángeles. Los investigadores demostraron, en palabras coloquiales, que el maíz envía señales al frijol para que éste, por su tipo de floración, atraiga enemigos naturales de las plagas que afectan a la milpa. Este mecanismo explica la resiliencia que la milpa tradicional tiene con respecto a plagas y enfermedades.
La idea de que asociaciones de cultivos permiten mecanismos que pueden reducir la incidencia de plagas condujo a llevar a cabo otros experimentos donde se usaron variedades genéticamente diferente de tomate, pero los resultados no fueron tan halagüeños como lo fue en los estudios de la milpa. Es muy importante, concluyó un estudio, saber cuáles son las variedades adecuadas para asociarlas. En la milpa no hay duda, las variedades tradicionales son las mejores para controlar plagas. Parece que la comunicación entre las variedades tradicionales es mucho mejor.
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El tema de la comunicación entre plantas es fascinante. Después de comprobar a nivel de experimentos de campo que las asociaciones en la milpa funcionan mejor que las mismas variedades en monocultivo, Grof-Tisza y colaboradores hicieron experimentos en laboratorio. Toaron muestras de sustancias químicas volátiles que producen las plantas y demostraron respuesta entre ellas al notar que el maíz, al ser atacado por plagas, generaba un tipo de sustancias volátiles y el frijol otras que atraían enemigos naturales.
Los estudios permitieron concluir que los policultivos tienen mayor diversidad de artrópodos que los monocultivos y que la abundancia de una plaga en particular era mucho menor. En otras palabras, medir el impacto de plagas en monocultivos no debe ser igual que en policultivos.
Los resultados permiten sugerir a los tomadores de decisiones y quienes diseñan políticas públicas, que incentiven sistemas de policultivos con variedades locales que pueden mejorarse, especialmente entre pequeños productores. Al fomentar el monocultivo también se fomenta la necesidad de usar más y más agroquímicos, lo cual no conduce a sistemas sostenibles.
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