Al menos en la historia de los primeros años del territorio federal de Quintana Roo, han sido tres los sitios donde se asentó la capital de esta parte oriental de la Península. Uno sería el ya casi olvidado Campamento Vega, donde puso su centro de operaciones el general de la Flotilla del sur, José María de la Vega, entre los años 1902 a 1903, en el tiempo que duró los primeros años de ocupación del antiguo territorio indígena maya. Este Campamento Vega fue propiamente hablando, la primera capital del nuevo Territorio, y se fomentó en torno al faro de Punta Allen, al noreste de la bahía de la Ascensión, pero hay que señalar que nunca se consolidó, amén de que estaba expuesta a las inclemencias del caribe.
Posteriormente, la segunda capital que tuvo el antiguo Territorio de Quintana Roo, se concentraría en el antiguo santuario rebelde y esto se dio posteriormente de que Ignacio Bravo, el “pacificador” de Chan Santa Cruz, gestionara para el traslado de la capital del Campamento Vega al antiguo Chan Santa Cruz. De 1903 a 1912, desde Chan Santa Cruz irradiaría la mano militar del general jalisciense para convertir a esta parte oriental de la Península, en lo que la historiografía primera y actual reconoce con el mote de la Siberia Tropical, creándose una colonia militar de ocupación.
¿Por qué se eligió Chan Santa Cruz y no el incipiente Payo Obispo como capital del Territorio? No solo por su antecedente simbólico de haber sido la capital de los mayas rebeldes, sino por algo más terrestre, y es que ya había algo de recursos e infraestructura en el antiguo santuario rebelde realizado en tiempos de la entrada de Bravo a Santa Cruz, y lo que sería Chetumal, en 1903 apenas despuntaba en un recodo tranquilo de la desembocadura del Hondo. Además, la guerra de castas aún no estaba del todo terminada –la pacificación del Territorio solo se consolidaría hasta el final de la década de 1930- y era de urgente necesidad la presencia militar en tierra adentro. Esto último lo tenía bien claro Bravo, que en su primer informe como jefe político del Territorio, apuntó su idea que tenía sobre la colonia militar: “La gestión gubernamental debe reducirse al sostenimiento de autoridades, leyes e inversión de gastos estratégicamente necesarios al ejercicio de la soberanía e impedir que estas regiones vuelvan al dominio de los rebeldes con menoscabo del deterioro nacional”.
Posesionado de Chan Santa Cruz, a Ignacio Bravo le correspondió la labor de modernización de la ex capital de los cruzoob. Trazó sus planos, construyó un cuartel para alojarse, hizo otra residencia para sus fuerzas militares, dotó de agua a la antigua capital maya, comunicó por telégrafo y teléfono a Santa Cruz con Peto, y lo más importante de ese periodo ocupacional, fue la construcción del ferrocarril de vías Decauville que conectó a Santa Cruz con Vigía Chico, donde pasaría la soldadesca y productos de la selva, en una extensión de 56 kilómetros ganados a los mayas y a la jungla.
Recordemos que al principio de la creación del Territorio de Quintana Roo, don Porfirio aceptó que la antigua Chan Santa Cruz siguiera siendo la capital estatal donde, con la ayuda del ejército, se hicieron algunas mejoras como poner líneas telegráficas, telefónicas y de electricidad, construir un ferrocarril de vías Decauville para conectar Santa Cruz con Vigía Chico, hacer un inmenso aljibe para el agua, y construir cuarteles y edificios. Bajo los años de Bravo, Santa Cruz se modernizó.
Pero llegaron los tiempos revolucionarios. Carranza, para congraciarse con las “tribus” mayas todavía en franca rebeldía, erróneamente ordenó en 1915 al Gobernador interino, el sonorense Carlos Plank, que le hiciera entrega del Territorio de Quintana Roo a Francisco May, el más connotado jefe maya de esos años, con el fin de pacificar de una buena vez por todas a los mayas del oriente.
El error de Carranza fue la lejanía, y el desconocimiento de la psique de May Pech. Éste, como su padrastro Felipe Yamá, se sentían, más que mexicanos (a los “huaches” aborrecían con fruición), súbditos de su Majestad Británica, y cómo tal, así se comportó casi de inmediato: desconoció a la autoridad federal, se lanzó con un puñado de seguidores de nuevo a la lucha contra las tropas mexicanas, y su ira solo se calmaba borrando toda huella del invasor. Dueños de su capital profanada por la soldadesca “huachoob” que había convertido en un cagadero y mancebía la vieja iglesia de Santa Cruz, en 1915 Francisco May comenzó una especie de purificación del santuario: los cruzoob volaron el inmenso aljibe público con dinamita; descarrilaron locomotoras, incendiaron vagones y descuajaron rieles. Para aislarse de Yucatán y del resto de la república, con las líneas telegráficas hicieron “cortadillos” para sus butbitzones y 30-30.
Estos desmanes de los cruzoob enfurecieron a don Venus. De inmediato nombró nuevo gobernador en la figura del General Carlos A. Vidal, mandando la orden perentoria, y sin dilación alguna, de cambiar la capital del Territorio de Chan Santa Cruz a Payo Obispo, donde, al parecer, había más “gente de razón”, distinta a esas tribus indómitas del centro de Quintana Roo. Ya no era viable la ocupación de tierra adentro, y en la desembocadura del Hondo despuntaba el viejo Payo Obispo, una ciudad que sería la tercera y, hasta ahora, la capital del Territorio y del posterior estado de Quintana Roo.
Del mismo modo, tanto los porfirianos, así como los revolucionarios, veían costoso el mantenimiento del proyecto central de ocupación militar permanente en tierra adentro, sin que decir del poco fomento carretero y con abasto insuficiente y casi siempre subsidiado en Chan Santa Cruz. Rápidamente se manifestó la impropiedad de seguir asentando la capital y sede de la jefatura política y del cuartel general “lejos de los espacios dinámicos y de los puntos de acceso, salida y verificación de mercancías” (Macías Richard, Nueva frontera mexicana, p. 18). Payo Obispo, una vez pasado el primer interregno de desmembración del Territorio ocurrido con Carranza, entonces, entraría al quite en junio de 1915 y hasta un antiguo reloj público que despuntaba en Santa Cruz, fue traído a la nueva sede de los poderes federales en el Territorio.
En Payo Obispo despuntaría una ocupación federal que daba, literalmente, la espalda a la feraz selva oriental con una guerra de castas y un cacicazgo maya –el de May- que no sería domeñado sino hasta bien entrado la década de 1930. Pero hubo todavía intentos de remover la capital y regresarla de nuevo a Chan Santa Cruz o a la bullente Cozumel. Esto se dio en el periodo del gobernador del Territorio José Siurob. En marzo de 1929, Siurob envió una propuesta a la Secretaría de Gobernación para que la sede del poder federal en el Territorio fuera cambiada a Chan Santa Cruz a Cozumel, por considerar que estos puntos estaban mucho mejor comunicados que Payo Obispo.
¿Qué factores jugaron para que Siurob determinara esta intentona de cambio que nunca prosperó? Siurob llevaba año y medio al frente del gobierno. Sabía de sobra la casi incomunicación y el difícil traslado desde Payo Obispo a la capital del país. Este traslado tenía dos vías: una marítima, esperando un barco que siempre se demoraba en su llegada a Xcalac, o bien, una vía internacional: pasar por bote a Belice y a Puerto Barrios, para de ahí tomar un ferrocarril hacia Guatemala, y transbordar el Ferrocarril del Suchiate y de ahí a la lejana ciudad de México.
Además, otro factor que le hizo pensar a Siurob que el cambio de capital sería fructífero para el Territorio, fue el hecho de que Santa Cruz de Bravo nunca se había recuperado del todo. Siurob pensaba que Salvador Alvarado había cometido un enorme error, al entregar a Chan Santa Cruz a los mayas. Su idea era que, estando la capital en Cozumel o en Santa Cruz, se modificaría más rápido la vida y costumbres de los mayas, que forzosamente se verían obligados a mezclarse con el resto de la población y a adoptar costumbres “más avanzadas”. Esta intentona de Siurob jamás prosperó, y la propuesta de cambió se perdió en el papeleo de las secretarías federales de México.
Recapitulando: al menos tres capitales tuvo el viejo Territorio de Quintana Roo, y la última sería la capital del reciente estado de Quintana Roo, que este 8 de octubre cumple medio siglo de haberse convertido en estado libre y soberano de Quintana Roo.