Redacción/ NOTICARIBE PENINSULAR
TULUM.-José Escalante contempla la milla de arena blanca y fina que conduce a las ruinas mayas encaramadas en un acantilado sobre el Caribe turquesa. Se han detenido algunas embarcaciones de pesca en la Playa Pescadores de Tulum, una de las playas más fotogénicas del mundo.
Los turistas posan mientras el sol se desvanece sobre la península de Yucatán detrás de ellos. Todo parece estar bien en el paraíso.
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Pero Escalante está cansado. Está vendiendo los seis hoteles frente al mar de los que es copropietario en este destino turístico mexicano en auge y tiene una larga lista de razones: las cantidades cada vez más inmanejables de algas marinas que se lavan en la playa, las grandes cadenas con pocas conexiones locales que abren restaurantes y chiringuitos, y el crimen organizado , lo que hace que la seguridad sea una preocupación.
También tiene una preocupación existencial más grande. “El cambio climático es definitivamente una de las razones por las que estoy vendiendo”, dice.
Casi toda la infraestructura en el estado de Quintana Roo se concentra en una franja costera de resorts de playa y propiedades de tiempo compartido, especialmente desde Tulum hasta Cancún, a unas 80 millas (130 km) al norte.
Minivans blancas con aire acondicionado llenas de turistas zumban sobre el asfalto caliente mientras las palmeras desfilan. Pero esta tierra está en una posición peligrosa.
El diario inglés The Guardian muestra en un extenso reportaje el impacto a los recursos naturales de la región.