El horno no está para bollos.
El Gobierno municipal puso tremendo antecedente contra la apología de la violencia.
Cancún es víctima permanente de la narcoviolencia y la realidad es los gobiernos federal y estatal no han podido, ya no se diga frenar estela de ejecuciones, sino, por lo menos, aplicar medidas para, al menos, inhibir al consumo.
Pero, se tiene que hacer algo.
Y una de las medidas, de las tantas que hay que llevar a cabo, es no hacer eco de la apología de este tipo de “música”, que además de alentar la narcoviolencia, exalta la misoginia y la ignorancia y todo tipo de pérdida de valores.
La prohibición de conciertos con exponentes de corridos bélicos o tumbados se convirtió en parte del reportorio del golpeteo político.
No faltó quien tratara de convertir un acto de autoridad, es un instrumento para sacar raja política y lanzar metralla contra adversarios.
Pero, es obvio, el tiro le salió por la culata