Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
La semana pasada conocimos los primeros 7 integrantes del gabinete de la Presidenta electa. Uno de ellos fue el de CONAHCYT, organismo propuesto para elevarse a nivel de Secretaría, lo cual fue bien recibido en muchos sectores de nuestro país. La expectativa es que la ciencia, tecnología, humanidades no solo sean pilares reconocidos y apoyados financieramente, para impulsar el desarrollo del país, sino que se espera un impulso a la innovación.
En unos pocos días conoceremos los nombres de otros 6 integrantes del gabinete. Muy posiblemente se incluya a la SEP.
SEP y CONAHCYT deberán trabajar en forma articulada, los retos del país son enormes como para darse el lujo de no coordinarse, hacerlo en forma incorrecta, o no apoyar significativamente estas 2 áreas del gobierno.
Lo anterior irremediablemente hace pensar en el dicho popularizado por Francis Bacon: mientras más conocimiento tenga una persona, más poder tendrá. Este dicho ha sido utilizado para promover el desarrollo y posicionamiento de una persona u organización, e instituciones educativas.
A primera vista parece que el dicho es correcto. Pero la realidad insiste en preguntarnos en qué medida el dicho es correcto. ¿Cuál es esa realidad y como se articula con los nombramientos en el gabinete?
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No es imposible imaginar un escenario en el que una persona con figura de autoridad toma decisiones en una organización sin tener la capacitación, ni experiencia ni formación que requiere el cargo, y sin escuchar a personas, subordinadas o no a esa autoridad, con mucha más formación y experiencia. Si a esa nula experiencia y formación se suma una actitud prepotente y/o corrupción, la probabilidad de que la organización funcione bien es muy baja. Tampoco es imposible imaginar escenarios de nombramientos de personas cuyo mérito es la amistad o consanguinidad con quien hace el nombramiento, sin clara evidencia de conocimiento afín a la responsabilidad. Si estos escenarios dominan en una organización o gobierno, es decir están presentes en los diferentes niveles de toma de decisiones, incluyendo al personal operativo, a lo mejor ni siquiera podemos imaginar lo que ello significa para la sociedad. Lo que no es difícil de imaginar es lo que se vive en forma cotidiana: cada vez que se hace un trámite se pide la CURP, y que esté actualizada; personal sin experiencia ni formación califican el trabajo de otras con mayor experiencia y formación; calles que se rompen una y otra vez para introducir algún servicio sin que después se repavimenten adecuadamente, proyectos si manifestación de impacto ambiental, servicios municipales sin planificación, etc. ¿Porqué?
“Conocimiento es poder”
Y no es que en la sociedad no haya personas con experiencia y formación adecuada. O sea, no es que no haya conocimientos adecuados, el problema es que los portadores de conocimiento no tienen poder, ¡lo tienen aquellos que no tienen los conocimientos necesarios para sus cargos!
La frase “conocimiento es poder” tiene sus limitantes, en muchas, demasiadas, comunidades y organizaciones, gubernamentales o no. Cambiar la tendencia de que el poder no está en las personas que tienen el conocimiento, sino entre quienes no tienen el conocimiento necesario para su función, es una de las expectativas que se deben hacer visibles ante los nombramientos del gabinete del nuevo sexenio. No hay mejor opción ante los retos globales como el cambio climático, insuficiencia alimentaria, alta migración, aumento de violencia, pérdida de biodiversidad, etc.
Es cuanto.