Francisco J. Rosado May
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Imaginemos que en Quintana Roo, donde un alto porcentaje de comunidades y población económicamente activa se dedica a la producción de alimentos, se lleve a cabo un evento que permita intercambiar experiencias, donde puedan escuchar resultados de investigación y discutir temas de política pública que conlleven a mejores condiciones de producción sostenible de alimentos. También, en el mismo espacio, tomadores de decisiones, legisladores, políticos, académicos, e integrantes de la sociedad, especialmente estudiantes, tengan la oportunidad de escuchar uno al otro y analizar estrategias que mejoren la vida de los productores y conduzca al estado a transitar hacia la soberanía alimentaria que impulsa el gobierno federal.
No debería estar solo en el imaginario, es posible hacerlo. El II Congreso Mexicano de Agroecología, organizado por la Sociedad Mexicana de Agroecología (SOMEXA), lo demostró la semana pasada en la Universidad Autónoma de Chapingo.
Desde el 6 y hasta el 9 de septiembre, se reunieron más de 400 participantes en uno de los primeros eventos académicos masivos en la postpandemia del Covid19, en Chapingo. Fueron estudiantes, académicos, productores, funcionarios públicos federales de alto nivel, personas interesadas en el tema, quienes activamente discutieron temas, tanto científicos como prácticos y de organización y movilización de la sociedad civil, relevantes a nivel nacional.
Los estudiantes tuvieron “clases” con los mejores profesores de México; los productores intercambiaron información y generaron ideas para resolver problemáticas concretas en sus cultivos; los funcionarios públicos compartieron política pública, resultados y escucharon opiniones diversas, lo cual seguramente retroalimentará sus funciones y acciones; las organizaciones de la sociedad civil intercambiaron experiencias que les permitirá mejorar sus acciones para impulsar soluciones agroecológicas a los grandes retos globales para alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible establecidos por la ONU.
Todo ello se logró en medio de una universidad, Chapingo, tomada por los estudiantes. Días previos al congreso, como una medida empujada por las circunstancias, los estudiantes de esa institución decidieron parar actividades. Sin embargo, entre estudiantes platicaron y reconocieron la importancia de que el II Congreso Mexicano de Agroecología se lleve a cabo. El Congreso terminó con éxito, con 4 conferencias magistrales, 25 simposios (uno de ellos organizado por la UIMQRoo), 7 talleres, 12 ponencias/carteles, presentación de 5 libros y 15 reuniones de trabajo. Nada, pero nada mal, dado el contexto post Covid19 y la huelga de estudiantes. Enorme logro de los organizadores, destacando el MC Alejandro Hernández Tapia (presidente saliente de SOMEXA) y la Dra. Virginia González Santiago (directora del Dpto. de Agroecología en Chapingo).
El Comité Directivo de SOMEXA destacó en su sesión ordinaria que el programa nacional de posgrado en agroecología y sistemas alimentarios sostenibles, de carácter interinstitucional y de vinculación con el sector productivo y gubernamental, va. La idea es iniciarlo en agosto de 2023.
Desde SOMEXA estamos trabajando para que con el cambio del gobierno en Quintana Roo y mejores condiciones institucionales, se haga el planteamiento de llevar a cabo un Congreso Estatal e impulsar un Programa Estatal de Posgrado en Agroecología. Se espera que la propuesta despierte un alto interés por el bien del estado.
¿Y por qué no también un congreso internacional de agroecología en Q. Roo?
Es cuanto.