Alcaldes y mandatarios estatales han anticipado medidas de mitigación ante la falta de liderazgo de la Administración central
La contingencia por coronavirus ha provocado nuevas diferencias entre gobernadores con el presidente Andres Manuel Lopez Obrador según dió a conocer este día el periódico español el País.
La población en los 32 Estados es testigo de la falta de coordinación que existe entre el Gobierno federal y las autoridades locales. Muchas de estas se han adelantado varios pasos a las decisiones adoptadas recientemente en el centro del país, “Echamos de menos el liderazgo del Gobierno federal”, afirma Miguel Treviño, alcalde independiente de San Pedro Garza García, un municipio de la zona metropolitana de Monterrey, la tercera ciudad más poblada de México. Esta localidad fue una de las primeras en sufrir la llegada del virus. Es uno de los municipios más ricos de México y entre sus 130.000 habitantes hay muchos comerciantes. Esto llevó a la región a tener varios casos de importación en la primera fase de la epidemia. Hasta este jueves tenía 34 casos de los 57 del Estado de Nuevo León.
Para contener la epidemia, el municipio cerró los cuatro mercados hace casi dos semanas. Otras regiones de México no se han atrevido a cerrarlos. Treviño también implementó un programa de reparto de alimentos básicos a la población de la tercera edad. Así evita que los más vulnerables al coronavirus salgan de casa. San Pedro tiene un promedio de edad de 38 años, muy por encima de la media nacional (27 años).
El tema de la capacidad hospitalaria es uno de los más urgentes en todo el país. El Gobierno de Querétaro, un Estado con 2.2 millones de personas, comenzó a reconvertir camas en sus centros de salud desde el 13 de marzo. La entidad tiene 21 casos. El gobernador, Francisco Domínguez, del Partido Acción Nacional (PAN), evita decir cuántos más espera, pero asegura que está “listo para el pico máximo de la epidemia”. El mandatario afirma que han hecho una proyección con el modelo de la Organización Mundial de la Salud bajo el principio de “máxima anticipación sin improvisación”. Como resultado, este viernes estará listo un hospital con 220 camas solo para positivos de Covid-19 y “con ventiladores suficientes”, un insumo que ha escaseado en las horas más duras del combate sanitario.
Otros gobernadores también han recibido ese trato silencioso. “En 15 días no he recibido una sola llamada del Gobierno federal”, afirma Enrique Alfaro, mandatario de Jalisco, quien dice sí estar coordinado con la secretaría de Salud federal. La entidad gobernada por Movimiento Ciudadano, uno de los partidos más críticos con López Obrador, es también uno de los más afectados por la crisis, con 68 casos, solo superado por Ciudad de México. Alfaro dice que por el momento ningún paciente está hospitalizado en centros estatales de Salud. En su opinión, las medidas tempranas que tomaron —la cancelación de clases y eventos públicos días antes de la suspensión oficial y la orden de aislamiento voluntario hasta el domingo— han dado resultado. “Hace cinco días, comparado con Ciudad de México, estábamos con los mismos casos. Ellos han crecido al doble de ritmo”, dice Alfaro desde Guadalajara, la capital del Estado de ocho millones de habitantes, el tercero más poblado de México. “Hace 15 días echamos a andar el plan estatal en medio de un vacío de la autoridad federal”.
Jalisco arrancó este jueves un modelo de pruebas masivas para afinar la detección de los infectados. Sin embargo, la promesa ha encontrado problemas pues fracasó la compra de 20.000 pruebas a un proveedor alemán. Así que comenzarán con 5.000 hisopos que ya tienen en sus manos mientras se concreta la compra. La lucha más intensa de Alfaro, sin embargo, es la creación de un cerco sanitario. “El Gobierno debe suspender vuelos de sitios que son focos de contagio como España, Italia y Estados Unidos a los aeropuertos de Guadalajara y Puerto Vallarta”, explica el gobernador, quien reconoce haber tomado el teléfono para llamar a López Obrador y hacerle personalmente esa petición. El presidente prometió analizar la situación y resolver en las “próximas horas”. La respuesta no ha llegado, pero significaría ir en contrasentido de la política de fronteras abiertas adoptada por México.