Diría el filósofo: “¡Pero qué necesidad!
Y es que con el programa “Mujer es Vida”, y más específicamente el color de la tarjetas de este instrumento político asistencial se convirtió en un boomerang político para el cuatroteísmo caribeño.
Si bien es cierto que los programas asistenciales (de los gobiernos de tooodos los partidos) tienen un sentido electoral, con las tarjetas se pasaron en la Secretaría eststal del Bienestar (SB).
A un “genio” electoral se le ocurrió que las tarjetas, no sólo sean de color granete, sino que también hubiera una versión en verde.
Es puntal, referir que el titular de la SB es un líder estatal del PVEM, Pablo Bustamante, también aspirante a la presidencia municipal de Benito Juárez (Cancún),
Y no es tan sólo “inapropiado” darle colores partidistas a un programa social, sino que además en Quintana Roo (pese a ser uno de los estados más atrasados democráticamente del País) tienen leyes que regulan la imagen institucional.
Quizá, porque el “verde” tiene una herencia en Quintana Roo muy priista, casi “borgista” (fue cogobierno con el PRI en Benito Juárez en tres ayuntamientos), en la SB se pasaron con el color de las tarjetas de “Mujer es Vida”.
Ahora, los “beneficios” del Programa han quedado en segundo plano, y lo más “llamativo” es la polémica electoral de las tarjetas.
“¡Pero qué necesidad!”
Y hasta la oposición ha “revivido” con esta “bandera” de las tarjetas.