Redacción/ NOTICARIBE PENINSULAR
BERLÍN.- Más de 7 mil millones de personas esperan una vacuna contra el virus causante de COVID-19. Si bien el índice promedio global de letalidad del coronavirus es “solo” del 3.7%, (estatista), comparado con el 40.4% del ébola, su alto poder de contagio y propagación mantiene al mundo aterrado desde hace unos 9 meses.
Según datos de la Universidad Johns Hopkings, al 13 de agosto de 2020 había ya en el mundo 20,668,102 contagios y 750,429 víctimas mortales, sin contar a las personas con graves secuelas.
Las esperanzas están puestas en una vacuna, aunque ya algunos hospitales en diversos países están utilizando el plasma humano de personas curadas, cuyos anticuerpos han permitido evitar un desarrollo grave o han logrado revertir la enfermedad en muchos pacientes.
Este es empero un método terapéutico y no un medicamento en sí, por lo que no requiere pasar todas las etapas de pruebas que exige una vacuna. El desarrollo de una vacuna lleva, por lo general, unos 15 años en promedio.
Pero la gravedad de la actual pandemia amenaza con romper los dos criterios que tienen que reunir una vacuna: eficacia y seguridad.
Tras una larga etapa de investigación el desarrollo de una vacuna tiene que pasar tres fases de ensayos clínicos: primero en cultivos de laboratorio, luego en animales y en la fase III en humanos.
¿Cuántas vacunas se están desarrollando?
En el mundo se está trabajando en más de 165 sustancias candidatas a vacunas, seis veces más de las que se han ensayado contra el SIDA desde 1980. Un récord en la investigación de enfermedades infecciosas.
De las 165 vacunas en desarrollo, según lo registrado hasta el 31.07.2020 ante la Organización Mundial de la Salud (OMS), “16 ya están en alguna de las 3 etapas de prueba en voluntarios”, indicó Rolf Hömmke, vocero científico de la Asociación alemana de Empresas de Investigación. Los ensayos tienen lugar con varios tipos de vacunas: con virus muertos, recombinantes, o ARNm. Estas son las únicas 6 vacunas que han alcanzado la fase III, más la rusa
Spunik V, de Gamaleya (Rusia)
Desarrollada por el Instituto Gamaleya, de Moscú, y aprobada por las autoridades rusas sin cumplir aún los requisitos – ni en número de personas ni en las tres fases de ensayo clínico – la vacuna fue lanzada por sorpresa y con un nombre lleno de simbolismo: Sputnik-V, en referencia al sorpresivo lanzamiento en 1957 del primer satélite del mundo por parte de la Unión Soviética. Aun así, ahora se le administraría a miles de personas en Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Brasil y Filipinas.
El escepticismo en todo el mundo es grande. La OMS recordó a Moscú que toda vacuna tiene que ser “segura y efectiva”. Rusia no ha publicado ningún dato científico sobre sus pruebas. A pesar de ello, el laboratorio afirma tener ya 1.000 millones de pedidos de dosis de la vacuna.
ChAdOx1nCoV-19, de AstraZeneca (Oxford, Gran Bretaña)
Esta vacuna, más conocida como “la vacuna de Oxford”, es más exactamente la sustancia “ChAdOx1nCoV-19 (AZD1222)”, producida por los laboratorios AstraZeneca/Life Science en la británica Oxford University. Los ensayos con voluntarios ya están en fase III desde junio en Brasil.
Esta es una vacuna basada en un adenovirus de chimpancé usado como vector. Los adenovirus son modificados genéticamente para reducir o anular la capacidad de replicación en las células humanas. Una de las grandes ventajas de este tipo de vacuna es la posibilidad de producirse en grandes cantidades. Y su producción parece estar garantizada en América Latina, si logra la aprobación.
En Argentina, el laboratorio mAbxience será el responsable de la producción de la sustancia activa de la vacuna, mientras que el laboratorio mexicano Liomont completaría el proceso de formulación y envasado.
ARNm-1273, de Moderna / NIAID (Estados Unidos)
Hasta ahora, no hay una sola vacuna aprobada en base al uso del ARNm (Ácido Ribonucleico Mensajero), una molécula similar a la de ADN. También sobre esta base se investiga una vacuna contra el cáncer.
Se encuentra en fase III desde el 27 de julio, pero aún a la búsqueda de 30.000 voluntarios. Moderna tiene dependencias en New Hampshire (EE.UU.) y Visp (Suiza).
CVnCoV, de CureVac, en Tubinga (Alemania)
Una de las más destacadas opciones alemanas en la competencia es otra vacuna basada en Ácido Ribonucleico Mensajero, (ARNm) una vía de la que no hay, hasta ahora, ninguna otra vacuna aprobada. Lo mismo ocurre en el caso de Moderna. Tesla participaría en la construcción de una planta de producción.
BNT162, de BioNTech / Pfizer, en Maguncia (Alemania)
Esta es otra vacuna que innova en el uso de ARN mensajero. Su base de producción sería una de las más amplias. Su laboratorio central está en Maguncia, además tiene instalaciones en Idar-Oberstein, en Puurs, Bélgica, y en Estados Unidos en Kalamazoo, Michigan; Andover, Massachusetts y Chesterfield, Missouri.
Las vacunas de ARNm se pueden producir con especial rapidez, mientras la producción de vacunas convencionales tomaría varios meses después de terminada la última fase. Otras de las ventajas de las vacunas de ARNm es que no usan ni virus muertos ni desactivados, por lo que se consideran una de las más seguras.
Células Vero, del Instituto de Virología de Wuhan (China)
La primera de las “vacunas chinas” se basa en “células vero” obtenidas de las estructuras de coronavirus desactivadas y replicadas en cultivos. También se encuentra en la fase III en China, en donde se ha aplicado a soldados. Pero también se está probando en los Emiratos Árabes y Bahrein.
CoronaVac, de Sinovac Biotech (China)
Igualmente basada en coronavirus desactivados. También se encuentra en fase III desde julio en Brasil y Bangladesh.
Por último, el Instituto Paul-Ehrlich (PEI), el ente encargado en Alemania de la aprobación de medicamentos y vacunas, cree que solo a finales de este año o comienzos de 2021 podría haber una vacuna disponible. Si bien hay aún problemas que resolver tanto en laboratorio como en el campo de ensayos, ningún científico ha dicho que una vacuna contra el coronavirus sea imposible. Luego, habrá vacuna. Y según el PEI, la habrá más pronto que tarde.
Con información de Deutsche Welle