Por Fabián G. Herrera Manzanilla
En este mes pronto a fenecer, también hay efemérides locales de gran trascendencia hasta nuestros días, pues como he referido: nada surgió de la nada, antes de nosotros existieron hombres y mujeres que sobresalen en la historia por ser forjadores de nuestra Entidad.
Así y en ese tenor, centro mi atención para narrar algunos breves apuntes sobre una agrupación musical que es la institución cultural más antigua de Quintana Roo, partiendo del día en que se crea como parte integrante de la Nación con el estatus de Territorio Federal, el 24 de Noviembre de 1902.
Me refiero a la Banda de Música del Gobierno del Estado, cuyos antecedentes históricos según datos asentados y los cuales he consultado, datan de principios de la década de los veinte, que estaba a cargo del 36º Batallón.
Que en forma coordinada con los docentes de la antigua Payo Obispo, organizaban las veladas y actos cívicos en el extinto Parque “Hidalgo” y el cine “Juventino Rosas”.
Estaba integrada por 5 elementos y a decir del propio Director Federal de Educación, el profesor Florentino Guzmán, tocaba mucho mejor la estudiantina de la Escuela Primaria “Belisario Domínguez” dirigida por Roberto Ampudia en 1928.
A la llegada del general Rafael E. Melgar, el 8 de Febrero de 1935, como Gobernador del Territorio, recién rescatado por los payobispenses y el general Lázaro Cárdenas del Río, muchas fueron las acciones y obras que implementó a la brevedad.
Y una de ellas fue el emitir un Acuerdo de Fecha 21 de Marzo del mismo año, para la organización de la Banda de Música de la capital del Territorio, encargando la encomienda a Manuel Junco Cabrera, para contratar en el Puerto de Progreso, Yucatán a quienes aceptaran venir a Payo Obispo a integrarla.
Ahí contactó a Heliodoro Viera Guzmán “Tacamini”, quien aceptó hacer el viaje y reunir a otros para trasladarse a esta ciudad, como Carlos Cruz Zapata, José Cabrera, Isaac Ontiveros, José de Jesús Contreras Dorantes y Tomás Arceo Torres a quien recuerdan como don “Tomasito”, porque a muchos les dio clase de violín y de piano a otros.
Por versión de esos distinguidos personajes se supo que el viaje hasta esta ciudad lo realizaron en el barco “La Marucha” y relataban que cerca de Xcalak fueron sorprendidos por un temporal que casi los hace naufragar; afortunadamente lograron sortearlo; la travesía la hicieron en seis días llegando al Muelle Fiscal “Nachi-Cocom” de este lugar en Abril de 1935; estando en tierra firme interpretaron la melodía “Las Gaviotas”; con posterioridad se fueron incorporando músicos locales como José María López Sánchez, Manuel Cañas Oliva, Óscar Zurita Chinchila, Tiburcio Martín Cocom, Benito Castillo Vargas, Jaime López Sánchez, Pedro Cetina Pinzón, Liborio Ayuso, Heriberto Gutiérrez.
Desde su creación la dirección de la misma ha estado a cargo de Francisco Sánchez Rejón, Heliodoro Viera Guzmán, Efraín Pérez Cámara, Cornelio Cárdenas Samada, Jesús Contreras Torres, Tomás Arceo Torres, Justino Carrillo Ontiveros, José Barrios Montes, Rubén Darío Herrera, Juan Peña Flores, Manuel Napoleón Ortiz Arteaga, José Muñiz Cohuo, José María Roberto Meneses, Manuel Romero Contreras y por Vicente Chan Tec; actualmente la dirige magistralmente Benjamín Mata Ortíz, quien en la conmemoración del Natalicio del general Rafael E. Melgar, el pasado 14 de Marzo, magistralmente logró tocar de nueva cuenta la “Marcha Rafael E. Melgar”, de la autoría de Juan José Laboriel, actor, cantante y compositor hondureño de gran calibre y cuyo nieto toca la batería con el ex Beatle Paul McCartney desde hace varios años.
La Banda de Policía como originalmente se llamó, es un legado más del general Rafael E. Melgar, pues él era un gran músico empírico y en su época de revolucionario siempre una agrupación musical lo acompañaba.
A 88 años de su creación, ha sido testigo de muchos acontecimientos históricos de nuestro solar, narrarlos sería extenso, pero están incluidas los festivales literarios-musicales ofrecidos a los candidatos y Presidentes de la República, que visitaban Ciudad Chetumal, inauguración de obras, ellos entonaron por vez primera el Himno al Territorio o y después el del Estado, bajo los impecables arreglos musicales del profesor José Muñiz Cohuó.
Entre los descendientes de sus integrantes existe la añoranza porque vuelvan a tocar en aquellos sábados y domingos culturales, en el parque, sobre aquel terraplén, luego el kiosko y las otras 2 versiones posteriores a éste.
Es parte de nuestro costumbrismo citadino y hacerlo no cuesta nada, pues sus integrantes están más que dispuestos para volver al escenario.
Y desde luego, ya debe ser declarada Patrimonio Cultural Intangible del Estado, pues reúne todos los requisitos señalados por la ley en la materia, sólo es cuestión de voluntad materializarlo, ya que la charrería es un deporte y símbolo nacional, que como buenos mexicanos que somos los quintanarroenses adoptamos tiempo atrás y son un espectáculo más que se ofrece en los destinos turísticos del Caribe Mexicano, pero en nada nos identifica como quintanarroenses para considerarla como se pretende con una iniciativa que trascendió en redes sociales.