Por El Paleador
Blanca Merari no es como la pintan: no es verde, ni mucho menos guinda morenista, ella es quien es y no se parece a nadie en el ejercicio del poder. Antes de acceder a él, era una blanca paloma, esas que cruzan los mares y son el símbolo de la paz. Ahora que lo tiene en sus manos (“Yo soy la presidenta, yo mando aquí”, se le escucha decir cuando está alterada), emula muy bien ese extraño caso que se narra en el genial libro sobre el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Esa dualidad que pasa del blanco-dulzura, al negro, con todas las maledicencias que se le han endilgado a ese color.
Y la peor maledicencia es el nepotismo y el oscuro manejo de los recursos públicos. Déspota, arrogante y con desplantes de los priístas de antaño, que todo lo podían. Desde su arribo a la presidencia municipal de Puerto Morelos, ha tratado de imponer su forma personal de gobernar, caracterizada por una intolerancia que rebasa todos los límites de cualquier gobierno democrático.
Pero el “Talón de Aquiles” de Blanca Merari es su sombra, y tiene nombre y apellidos: Abraham Masegosa Raña, secretario particular, que hace y deshace con el poder que se le ha transmitido por la osmosis del compadrazgo: la instrucción que tiene es todo a los amigos, y nada a nuestros rivales (y no adversarios políticos, a los que trata de pisotear).
Esas redes de nepotismo y compadrazgos empiezan por la Dirección de Recursos Materiales y Suministros del Municipio de Puerto Morelos, a cargo del hermano del secretario particular, de nombre Alvaro Masegosa Raña, mediante el cual se premia a los amigos a través de dadivas como el otorgamiento discrecional de vales de gasolina, viáticos, aviadurías, entre otros, y limita a todos aquellos que no forman parte del séquito de Blanca Merari. El manejo de las obras públicas es punto y aparte. Merece otro análisis.
Pero…
Siempre se empieza con un pero que desteje la red de la pudrición, que navega por el subsuelo de la política: Roberto Robertos Balam, el entrañable amigo y compadre de Blanca Merari, ese que la convirtió en una seudo estrella del marketing y Photoshop, que lo negro lo transforma en blanco, y el mismo que es el operador de las cuentas falsas de redes, que golpean a diestra y siniestra a los que se atreven a pensar por sí mismos, de la noche a la mañana, se transformó en un dolor de cabeza, al evidenciarse que es un violentador de mujeres, al agredir física y psicológicamente a su expareja sentimental. Ni modos, tuvo que ser “cesado”, pero….
¿Qué hizo Blanca Merari? Tras bambalinas, esas que aguantan todo, contrató en lo oscurito a su hermana, la misma que trabaja en un Resort en Cancún. Puede trabajar el día y la noche, pareciera que por ahí va la justificación de Blanca Merari, que sabe transformar esos colores.
Pero… el blanco y negro, bien mezclados, posibilitan las fotocopias, como las que están imprimiéndose en una oficina de la planta baja del Palacio Municipal…