Por Tony Rivero/NOTICARIBE PENINSULAR
CHETUMAL.- Para proteger su entorno ambiental y propiciar el desarrollo sustentable, Bacalar necesita un Programa de Desarrollo Urbano, un Reglamento Municipal de Ecología, de Desarrollo Urbano y de Construcción, apoyos a los ejidos colindantes para reactivar el Plan de Manejo de sus áreas forestales y se certifique el buen manejo de selvas; que se implementen las reglas de operación de la Administración Portuaria Integral de Quintana Roo (Apiqroo) y que se regule la agricultura en la zona de recarga del acuífero en los alrededores, aseveró la investigadora María Luisa Villarreal, consultora y asesora en temas de Impacto ambiental, servicios eco sistémicos y manejo integral de ecosistemas.
La investigadora, quien también lideró el equipo de trabajo que logró este año que, por vez primera, un ejido, el de Nuevo Becal, en Campeche, obtuviera la certificación de servicios eco sistémicos para protección de la biodiversidad en México y Norteamérica, ante el Consejo de Administración Forestal, señaló que es incongruente que Bacalar, una cabecera municipal “no cuente con un instrumento que planifique y regule su crecimiento; Bacalar necesita muchas cosas, pero lo que no necesita es un Área Natural Protegida”.
Explicó en su investigación , fundamentada con notas de prensa, publicaciones y documentales, que en Quintana Roo, instituciones gubernamentales y Organizaciones no Gubernamentales (ONG’s) ambientalistas, se han aliado para crear Áreas Naturales Protegidas (ANP) sin respetar los factores social y económicos, cercenando el patrimonio de las comunidades, tras convencer a los usuarios tradicionales con “puros rollos” sobre beneficios que nunca llegaron, pero que sí sirvieron para despojarlos de sus medios de subsistencia.
Autora de libros, con 28 años de trabajo initerrumpidos en medio ambiente y manejo de recursos naturales, en un amplio recuento titulado “Bacalar Necesita Muchas Cosas, pero no Necesita un ANP”, la investigadora señala que la labor de la Apiqroo para “regular el uso de lanchas, muelles, capacidades y zonificaciones, horarios y prevención de impactos de todo tipo por el uso del cuerpo de agua” es de gran importancia, pero también se requiere fortalecer y poner en práctica la regulación de la agricultura en la zona de recarga “porque su cuenca (de Laguna Bacalar) viene de la zona cañera desde río Hondo, de los escurrimientos que llegan desde Campeche, al este, desde el norte sobre los humedales de la zona de cafetal, de las 5000 hectáreas que tienen los menonitas en el ejido Salamanca, a unos kilómetros al este.”
La investigadora enlista el caso de 6 de las 27 ANP federales y estatales que existen en Quintana Roo, resumiendo que contrario a lo argumentado por las autoridades y grupos ambientalistas para crearlas, “no se ha detenido la contaminación, ni el deterioro del arrecife, ni la deforestación del manglar, ni el desarrollo desequilibrado” pero sí se han generado enfrentamiento entre los actores sociales que las explotan como atractivo turístico, además de que se ha prohijado la corrupción.