Mario A. Millán Cabrera/NOTICARIBE PENINSULAR
En su afán de llegar a toda costa a la candidatura a la presidencia municipal de Cozumel y de querer figurar como presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política de la XVII Legislatura del Congreso del Estado y como dirigente también del Partido Verde en Quintana Roo, al diputado Renán Sánchez Tajonar no le importa correr como niño en la feria tras el algodonero para hacerse del dulce.
En la gira del presidente Andrés Manuel López Obrador, por Chetumal, al legislador cozumeleño se le vio agazapado, solitario, aislado de todos y de todas, sobre todo, de las famosas líderes de colonia que “no dan paso sin guarache”.
Se nota que no tiene liderazgo como todos los “juniors” del Partido Verde que han visto en la política una forma de emprender y de hacer negocio con el dinero de “papi”. Lo peligroso del asunto es cuando lo logran, porque cuando lo hacen se olvidan de su gente, de su pueblo y otra vez regresan a su círculo “nais”. (Léase una vez a Remberto Estrada Barba, exalcalde de Benito Juárez).
Renán buscó y hasta se coló para tomarse una “selfie” con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien gustoso aceptó pensando que se trataba de otro de sus simpatizantes, pero no, se trataba del diputado que solamente quería llevar “agua a su molino” -como se dice coloquialmente- con la foto de AMLO.
Y así fue, efectivamente, porque más tarde, en redes sociales, la oficina de Comunicación Social del Congreso del Estado publicó un pomposo comunicado titulado: “Con el trabajo en equipo del presidente Andrés Manuel y la gobernadora Mara Lezama, seguiremos haciendo historia: Renán Sánchez Tajonar”, es decir, el legislador se colgó de un evento en el que ni siquiera su nombre fue mencionado. Y ni que decir de la fotografía “robada”.
El diputado estuvo también en otro evento donde el presidente y la gobernadora pusieron en marcha el hospital oncológico de Chetumal; Sánchez Tajonar llegó, pero no encontró silla para él, es decir, se coló al evento. Se le vio durante una hora parado en un área cercana al presídium; apenas terminó el evento, buscó la forma de “brincar” las vallas de protección y correr nuevamente hasta al presidente para pedirle nuevamente otra “selfie”… y AMLO accedió.
Quiso seguirlo y entrar con el mandatario al interior del hospital, pero los agentes de seguridad se lo impidieron. Con el rostro sonrojado y todavía agitado por el “sprint” que se aventó, buscó salida y se retiró del sitio.